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Fundaspe, diez años de solidaridad
La fundación que nació en 1995 acomete desde León proyectos en países en desarrollo y se encarga de fomentar en España el hábito de donación altruista entre los jóvenes
Con diez años de vida, los que cumplió en abril, Fundaspe (Fundación para la donación altruista de sangre y plasma en España) lleva a cabo desde León actuaciones asistenciales y benéficas en todo el territorio español, además de distintos países de América y África. Una docena de entidades colaboradoras, además de las federaciones de donantes de sangre de León, Albacete, Palma, Oviedo, Girona y Cantabria, ayudan a la financiación de proyectos que persiguen el fomento de la donación «de la donación de órganos para salvar vidas», precisa Martín Manceñido, presidente de Fundaspe. La asociación celebró en León la última reunión de su Patronato para hacer balance de actividades del ejercicio 2004, en el que destaca la cooperación internacional realizada en la República Dominicana, donde colaboró en la puesta en marcha de más de ciento cincuenta clubes de donantes, y en Burkina Fasso, en donde, y en colaboración Francia, financió la educación sanitaria básica y la prevención del Sida; Fundaspe construye una biblioteca y un centro juvenil en Guatemala. En el ámbito doméstico se subraya el incremento de difusión de la solidaridad y el hábito de la donación, especialmente entre jóvenes. Durante el 2004, Fundaspe acordó convenios con la secretaría de Estado de Servicios Sociales, a los que suma acuerdos con entidades locales leonesas y logró para su banco de mecenas a varias diputaciones provinciales y cajas de ahorro. «Esta suma de ayudas nos permite hacer frente a la expansión de Fundaspe, en objetivos a corto y medio plazo y al ámbito de actuaciones, que superan con frecuencia nuestros planteamientos iniciales de financiación», relata Manceñido seguro de que los motivos que dieron con la gestación de Fundaspe están ahora más vigentes que nunca. «Nacimos como una forma de dar respuesta a la crisis de los movimientos asociacionistas, con la voluntad de hacer frente a posibles consecuencias de esa situación. No vale con poner en manos de un organismo oficial la responsabilidad del acto de la donación», dice a la vez que parafrasea a Kaplan: «La estructura sanitaria pública debe darse cuenta de que la sanidad supera esa estructura». En torno a la solidaridad, la campaña de donantes para el futuro -que llega a tres mil institutos- o la tarjeta «Ya soy mayor, ahora voy a ser grande» con la que colaboran varios ayuntamientos españoles con el fin de recordar a los chicos que a los 18 años pueden convertirse en donantes. «Cumplimos con la obligación de mantener el fundamento ético de la donación altruista, para que resida en la sociedad y sea ajeno a las estructuras profesionales», indica Manceñido.