Diario de León

Más de la mitad de las piezas recogidas eran ciervos, pero también hubo 174 bajas de corzos

El invierno mató a 600 animales salvajes en Riaño y Mampodre

La Junta mantiene los planes de caza en las dos reservas porque «tenemos población suficiente»

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León

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La nieve -que llegó en noviembre y no paró de caer hasta abril- y las bajas temperaturas -hubo días de -18ºC e incluso por debajo de -20ºC- dejaron aislados a los pueblos de la montaña leonesa y sin su alimento natural a los animales salvajes, de los que se han contabilizado 604 bajas en las reservas de caza de Riaño y Mampodre. Con el deshielo y la llegada de la primavera, el servicio territorial de Medio Ambiente de la Junta, que gestiona las 110.00 hectáreas de las reservas de caza de Riaño y Mampodre, ha recogido los cadáveres de 399 ciervos, 174 corzos, 24 rebecos, dos jabalíes, tres cabras montés e incluso dos lobos que sucumbieron al crudo invierno pasado. Hay más bajas pero están sin contabilizar porque los cadáveres no se han recogido, bien por hallarse en lugares inaccesibles o porque ya eran sólo un amasijo de huesos. En La Uña, pueblo del municipio de Acebedo donde nace el río Esla, tuvieron que avisar a finales de abril a Medio Ambiente para que recogiera algunas piezas «porque ya hemos sacado el ganado a pastor y nos encontrábamos con los cadáveres», aseguran los vecinos. Según la Junta, se han recuperado el 3% aproximadamente de las cabezas de animales machos para disecarlas y usarlas en cursos, reuniones o para cesión a entidades públicas que lo soliciten. Medio Ambiente estima que «nos faltan entre 40 y 50 cabezas más» aparte de una decena requisadas a particulares que no están autorizados. La Junta asegura que no obtiene ningún rendimento económico de estos trofeos y que en muchos casos no se recogieron porque los animales «eran demasiado jóvenes o demasiado viejos o los cadáveres ya estaban en mal estado», precisa el técnico de Medio Ambiente. Los vecinos se quejaron por el retraso en recoger los cadáveres, pese a que muchos animales estaban localizados y decapitados. La alfalfa, ni la probaron La alfalfa que se arrojó a los animales en previsión de la escasez de comida natural -los bosques han tenido entre tres y cuatro metros de nieve- «no ha servido de nada» reconocen las juntas vecinales y la administración autonómica. «La mayor parte de los animales ni la probaron a pesar de que era hierba de primera calidad», asegura Juan Carlos Peral, responsable técnico de las dos reservas cinegéticas. Desmintió también la versión de algunos vecinos de que los animales se habían «entelado» (empachado) al comer la hierba con ansiedad por el hambre atrasada. Las reservas de caza de Riaño y Mampodre mantienen los planes cinegéticos con normalidad. A pesar de que las bajas han sido elevadas, «tenemos una población bastante decente, suficiente, no va a afectar a nivel global de las dos reservas de caza», precisa el técnico. Sería preocupante, reconoció, «si se repite un invierno como este pasado». De igual forma opina el presidente de la Junta Vecinal de La Uña, Ceferino Valbuena, «esperemos que no se vuelva a producir porque las juntas vecinales vivimos de la caza». Otros pedáneos, como el de Portilla de la Reina, opinan que había superpoblación de ciertas especies como los venados, lo que hacía previsible la escasez de comida en un año de tanta nieve. «Hay que controlar la población para que haya comida para todos», añade. La empresa Rebisa se hizo cargo de la recogida de cadáveres, aunque la Junta alquiló inicialmente motos especiales para recoger cadáveres en lugares poco accesibles. La Junta no ha hecho balance económico de las pérdidas, ni tampoco del coste de la operación. «Los mejor parados han sido los buitres», concluye el técnico.

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