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La reserva de Compludo y niños nicaragüenses serán los destinatarios

La objeción fiscal pide este año apoyo para Tyto Alba y Aispaz

Medio centenar de leoneses ejercen la «desobediencia civil» contra el gasto militar en el IRPF

Una imagen de Palacios de Compludo en el 2002

León

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«Es una acción simbólica pero es lo que podemos hacer; no es defraudar, es desviar dinero y no es legal, pero creemos que es legítimo». Alberto Santamarta explicó con estas palabras, desde el salón de actos del Musac, el sentido de la objeción fiscal. Consiste en deducir 40 euros de más en la declaración de la renta y entregarlos previamente a un proyecto de desarrollo, como medida de «desobediencia civil» al gasto militar que el Gobierno financia con los impuestos de los contribuyentes. En León, un reducido grupo de ciudadanos, medio centenar de contribuyentes entregan cada año con su declaración de IRPF el resguardo de este «desvío» y una carta al delegado de Hacienda para «concienciar», explicar y hacer pública su postura. La campaña, promovida por la Asociación Internacionalista Solidaridad y Paz (Aispaz), se centra este año en dos proyectos, uno en Nicaragua y otro en el Bierzo, aunque cada persona individualmente puede desviar los 40 euros a la asociación que elija. En la presentación dentro del ciclo de Emergencias, Aispaz (aispaz@hotmail.com) recomendó el apoyo a los niños trabajadores de Ocotal (Nicaragua) con los que trabaja desde hace años Aispaz y/o la reserva natural de Palacios de Compludo, que gestiona la asociación conservacionista Tyto Alba. La situación de la infancia en el país centroamericano obliga a los niños y niñas desde cortas edades a trabajar como lustradores de calzado, vendedoras de pan, en los basureros, en la agricultura como mano de obra barata en los latifundios, en las madereras y aserríos y en, el peor de los casos, en la prostitución, según explicó Nati Largo. Con el proyecto, en el que la asociación leonesa contribuye con 12.000 euros al año sin subveciones, se fomenta su alfabetización, formación y la defensa de sus derechos, así como la puesta en marcha de actividades (teatro, música, danza, viveros) para autofinanciarse. Se desarrolla en una ciudad de 40.000 habitantes al norte del país. Miguel Rancaño explicó que la reserva de la naturaleza de Palacios de Compludo y el trabajo que Tyto Alba desarrolla desde 1992 ha librado a la zona de los incendios, se recupera el bosque y fauna autóctonos y la arquitectura tradicional, además se imparte educación ambiental con niños y universitarios y han señalizado los senderos para el turismo verde. «Hemos pasado de la devastación y el descontrol a la gestión sostenible y en diez años si no entra el fuego será la zona mejor conservada del Bierzo», concluyó.

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