Atalanta, la cazadora y corredora más rápida del mundo mitológico
Atalanta era hija de Esceneo, rey de Arcadia. Nada más nacer, su padre, desilusionado porque quería tener un hijo varón, la abandonó en la cima de una montaña para que muriera. Pero la diosa Artemisa la envió una osa que la amamantó y cuidó. Atalanta se convirtió así en la hija adpotiva de Artemisa e hizo la promesa de que nunca se casaría. Llegó a ser una gran cazadora y la corredora más rápida del mundo. Artemisa decidió presentarse a la cacería de un jabalí en los campos de Calidón que había sido enviado a la diosa Artemisa como venganza porque el rey de Calidón, Eneo, no se había acordado de ella cuando ofreció un sacrificio a los dioses para agradecerles la buena cosecha que había tenido ese año. Atalanta luchó con todos los hombres, que la despreciaron por el hecho de querer competir con los hombres, excepto Meleagro, que se enamoró de ella y la ofreció la piel del jabalí que él había matado pero por la que ella había conseguido superar al resto de los hombres. El padre de Atalanta, al enterarse de que su hija había ganado la piel del jabalí de Calidón, se sintió muy orgulloso y la mandó llamar para pedirle perdón por haberla abandonado y buscarle un esposo. Pero como Atalanta había prometido que nunca se casaría, le dijo a su padre que sólo lo haría con el hombre que lograse ganarle en una carrera. Finalmente, Hipómenes lo consiguió entreteniendo a Atalanta en una carrera al tirarla por el camino manzanas de oro y distraerla de esta manera.