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San Isidoro admite huéspedes

El Cabildo presenta la restauración del ala de la colegiata que estaba en desuso, ahora convertida en un privilegiado espacio con 31 habitaciones destinadas al retiro espiritual

Las celdas son ahora más luminosas y habitables

Publicado por
Marco Romero - león
León

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«Con la ayuda de Dios hemos terminado la obra», dice satisfecho el abad de San Isidoro, Francisco Rodríguez. «De Dios y del dinero, abad», le responde el periodista. Se ríe abiertamente. Ya distentido, matiza: «Que quede claro que esto no es un hotel, es una casa de espiritualidad». Queda aclarado pues que las privilegiadas habitaciones de la nueva casa de reposo no forman parte de un «hotelito con encanto» ni se ofertarán en la Guía del Trotamundos . Para hacerse una idea del enfoque de las instalaciones -31 habitaciones con 50 camas cubiertas por sábanas que han bordado las Carbajalas y claustros vestidos con muebles isabelinos o alfonsinos-, decir que los primeros huéspedes serán los participantes del Congreso Mariológico Internacional, que se desarrollará en León los próximos días 7 y 8. Aclarado el matiz que trae de cabeza al abad - «¡hotel no, ¿eh?, hotel, no!», implora-, lo esencial es que parte de la colegiata (siglo XII) ha sido rehabilitada y recuperada para el nuevo milenio con un lifting casi inapreciable, de esos que hacen los buenos cirujanos plásticos. No se ha modificado ni un solo elemento de la estructura. Sin embargo, se han sacado a la luz obras de arte ocultas, como la escalera de Ribero que imita la extraordinaria escalinata que accede a la antigua casa pioral, del mismo autor. También se ha revalorizado un escritorio estilo Carlos IV, quizá el mobiliario de mayor valor que tapizará los amplios y luminosos pasillos de la casa. El valor de un desván En cuanto a los cuadros que en su día fueron retirados -hay obras fechadas a partir del siglo VIII-, más adelante también serán remozados para instalarlos de nuevo en los claustros interiores. Otro ejemplo de recuperación es una puerta encargada por Menéndez Pidal que se encontraba en un desván. Las 31 celdas, a las que hay que sumar otras seis reservadas para el Cabildo, son hoy espacios claros y habitables, mucho más de los habitáculos que en su día ocuparon este mismo espacio hace años y que entraron en desuso al mismo tiempo que este ala se fue deteriorando. El acceso desde la plaza de Santo Martino adentra al visitante en un patio diáfano con fuente incluida, antes plagado de estudiantes del Centro de los Oficios y hoy un remanso de silencio. Quede claro que no es un hotel. Para cualquiera, claro. 1396927554

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