Historiadores exaltan la simbiosis entre la patrona y los leoneses

El cese de nevadas y heladas, la llegada de la lluvia en época de sequías, el éxito de la Gran Armada, el fin de la guerra de África o de la contienda civil española centraron a lo largo de los siglos las rogativas de los leoneses a su patrona, además de suplicar a la Virgen del Camino que acabara con enfermedades como la peste y el cólera. El fervor de los habitantes de la provincia por la Reina de León alcanzó su mayor esplendor a mediados del siglo XVII. Fue entonces cuando el obispo de la época, Bartolomé Santos de Risoba, consideró que la ermita ubicada en La Virgen del Camino era pequeña y en 1636 reivindicó un templo «más amplio y suntuoso» para cuya construcción pidió donativos. De todas formas, ese sueño no fue realidad hasta que en el 1958 se inauguró el actual santuario. Los historiadores Alejandro Valderas y Antonio Barreñada fueron ayer los encargados de pronunciar la conferencia «Un pueblo y su patrona», dentro del programa de actos organizado por Diario de León en el Club de Prensa, coincidiendo con la celebración del Quinto Centenario de la Aparición de La Virgen del Camino. Igualmente, los ponentes pusieron de manifiesto el paralelismo entre la Virgen del Mercado y la del Camino, así como sus constantes intercambios a lo largo de estos siglos. No faltó en esta conferencia las referencias a los frecuentes traslados de la patrona a la ciudad y todo el ritual que acompaña este recorrido de la mano del Voto de la Hermandad de la Sobarriba, que en ocasiones -incluso- suscitaba tumultos y revueltas entre el ayuntamiento de la capital y estos territorios del alfoz. También las riñas entre dominicos y franciscanos por conseguir ser los custodios de la Virgen, mientras las concepcionistas y el Cabildo peleaban por la potestad administrativa de la sede de la patrona y sus limosnas. La coronación, el 19 de octubre de 1930 por parte del obispo de Toledo también fue relatada con detalle.