Julián López preside hoy una misa de apoyo y reclama «no dejarse abatir por las dificultades»
El obispo plantea a Antibióticos que resignarse no es la solución
El director entra en la fábrica por primera vez en la semana, en un coche de la policía y con gran tensión
La resignación no es la solución para un conflicto como el de Antibióticos, ni los trabajadores ni la sociedad leonesa pueden resignarse a perder en esta crisis. Este fue el mensaje de apoyo que el obispo de León, Julián López, trasladó ayer a los empleados concentrados ante la fábrica, a primera hora de la mañana. Huyendo de la presencia de los medios y sin querer fotos que dieran fe de su gesto o sus palabras, el obispo se vio rodeado de decenas de trabajadores (el turno que hacía guardia a esa hora ante la fábrica) que en respetuoso silencio siguieron las palabras de ánimo de prelado, quien, según concluyeron después los manifestantes, «nos está dando a entender que la solución es luchar por lo nuestro». Más allá, y atendiendo a sus peticiones, el Obispado emitió un comunicado en el que pide a toda la sociedad leonesa «que intensifiquen su apoyo a los trabajadores de la empresa y a todas las personas que están buscando una salida a la situación». Julián López «invita a todos a no dejarse abatir por las dificultades, y menos aún a resignarse ante este y otros problemas semejantes, en los que se juega el bienestar integral de nuestra sociedad y, en definitiva, el futuro de León». Atendiendo a la demanda de los trabajadores, el obispo presidirá hoy una misa, que tendrá lugar a las 19.00 horas en el Centro Don Bosco, en Armunia, y en la que está previsto que concelebren los párrocos de los barrios más afectados por el conflicto. Una misa a la que el prelado llama a la participación de toda la sociedad leonesa. Apoyo y humor Aunque el respeto fue la tónica dominante en la charla que Julián López mantuvo con los trabajadores, no faltó el buen humor. Varios de los concentrados pidieron al obispo que rece por ellos, e incluso uno se atrevió a acudir a más altas instancias: «Obispo, pida a Benedicto que hable con los Pizzocaro e interceda por nosotros», le espetó. Poco antes, alrededor de las ocho de la mañana, el director de la fábrica leonesa acudió a las instalaciones por primera vez en una semana. Lo hizo entre un fuerte dispositivo policial, en un coche de la Policía e increpado por los trabajadores, que trataban de impedir que entrase en la factoría.