Las oficinas de estas zonas cubren, en algunos casos, las urgencias de quince días de cada mes
Las farmacias rurales pierden hasta 4.850 euros mensuales por las guardias
Los profesionales destacan que la venta de parafarmacia supera la de recetas
Las jornadas farmaceúticas, que hoy finalizan, están resultado todo un éxito de participación
Las guardias que han de realizar las farmacias cada mes generan pérdidas que, en algunas zonas rurales, pueden llegar a superar los 4.850 euros mensuales. En las boticas rurales apenas se dispensan cinco fármacos con receta y gran parte de las ventas son de especialidades farmacéuticas publicitarias o productos de parafarmacia, a la venta en otros establecimientos. Las farmacias, además, apenas registran visitas durante las noches y las ventas se limitan al horario comprendido entre las 19.00 y las 22.00 horas. En el caso de las farmacias urbanas, el rango de beneficios en el mejor de los casos apenas llega a los 400 euros. Así se desprende de un estudio realizado con datos tomados el pasado mes en farmacias de toda la comunidad y que ayer presentaron los profesiones Francisco José López Rica y Antonio Espinosa en el transcurso de las IV Jornadas Farmacéuticas de Castilla y León que se desarrollan en San Marcos. Las estadísticas demuestran que «el servicio de urgencias supone un gasto muy elevado, no asumible para los farmacéuticos que aún así, por su obligatoriedad, han de hacer las guardias», indicó López Rica. Este coste, explicó, no es sólo económico ya que hay un pago social y familiar que ha de hacer el profesional que, en algunos casos, más de 130 días al año de guardia. «Pedimos sólo que los ciudadanos y la administración reconozcan este servicio», agregó. El estudio cuantifica los costes de la farmacia de acuerdo al convenio colectivo de oficinas y prestaciones y pone de manifiesto que los farmacéuticos no podrían contratar alguien para hacer estas guardias y han de asumir ellos mismos la asistencia. La falta de dispensación de fármacos se agrava por la existencia de farmacias de apertura en horario nocturno y por la entrega de monodosis en los centros sanitarios cuando el paciente acude allí. La falta de definición de la orden, que no especifica lo que es servicio de urgencias, provoca gran parte de los problemas de los farmacéuticos que han de prestar el servicio sin poder negarse a nada, explicaron los coautores del estudio. La distribución de las urgencias se determina por el número de farmacias en cada zona básica en las áreas rurales y por el número de oficinas en los municipios; este hecho hace que Zamora y León en la comunidad, y toda la autonomía en relación a otras esté «especialmente perjudicada».