Una plaga similar a la que afecta a los frutales seca el monte de roble

Las consecuencias de la plaga de larvas o gusanos que afecta al roble son visibles ya en gran parte de masa arbórea de la provincia leonesa. Los vecinos de las localidades donde los efectos son más visibles tratan de buscar explicación a un fenómeno que dicen no haber conocido nunca. «Basta con mirar al monte; cada día los robles están más secos, cada día hay más árboles afectados», relata un habitante de una localidad del municipio de Cistierna que aporta algún indicio de los precedentes. «Esos bichos que ahora tienen los robles secaron los espinos y los árboles frutales hasta dejarlos sin hoja», describe para definir los gusanos conocidos popularmente en la provincia como «gatas». Las mismas circunstancias se repiten en montes del centro y norte de la provincia; en la zona de La Robla, Pola de Gordón, los montes de los valles del Esla, Porma o Torío. La repercusión de esta plaga -el color pardusco comienza a predominar sobre el verde de forma creciente en las faldas de todos los montes- se puede observar ya sobre el paisaje que se ha transformado de forma notable con respecto al de anteriores primaveras. «Este verano, y a este paso, no nos van a quedar ni sombras», vaticina preocupado un lugareño de Llama de Colle. Los testigos de este hecho tratan de acotar el asunto, pendiente de una explicación científica. Las larvas, que se encadenan a las hojas de los robles hasta desnudar sus ramas, son de un tamaño muy reducido «mucho más que la procesionaria del pino que atacó hace siete veranos».