El hombre herido por su instinto
El ex rector de la Universidad de Barcelona y uno de los economistas más influyentes del último medio siglo desentraña en sus memorias la España económica, cultural y social Juan Velard
Sin acuse de recibo, sólo por El juego de vivir (Ediciones RBA), durante un tiempo que comenzó el 13 de junio del 2005, Fabián Estapé (Port Bou, 1923) aprovechó el Club de Prensa de Diario de León para pasar por todas las estaciones determinantes del siglo XIX y relatar la imagen política, económica y social de España desde «el lugar donde las preguntas y las respuestas se encuentran», como recitó su introductor, Juan Velarde, en el encuentro de dos de los economistas más brillantes del país. Sin dogmas, ni clichés políticos. Y sin eufemismos. Sería tonto caer en esos usos, porque para una persona que tiene claro que «se perdió la cultura del tipógrafo, como Pablo Iglesias, y lo pagaremos», las palabras valen lo que pesan: «La mayor parte de las reformas del último siglo y medio se han dado siempre que el Ejecutivo ha sido detentado u ostentado por un militar, como en el caso de Prim, que puso a su lado a Figuerola, quien creó la peseta y el arancel de 1869», relata Estapé, colaborador del régimen franquista -trabaja ya en un libro sobre sus audiencias con el caudillo- porque «no había nada más antiespañol que aquello del cuanto peor, mejor». «En el Plan de Estabilización de 1959 fuimos todos los economistas que reunió Juan Sardá, sin distinción de derechas ni izquierdas, a colaborar para que España fuera hacia Europa y no hacia África, para vivir mejor», concreta quien escuchó a Giner de los Ríos: «La política es algo muy sucio. Nosotros, cada día más radicales y con la camisa más limpia». De los recuerdos de economista que desgrana en su libro, Estapé incide en dos personajes: «Carrero Blanco me enseñó más de política que nadie. Me dijo que en un buque el segundo comandante es el ama, no el amo del barco», reflexiona al tiempo que rememora la impresión de que «todos los días cruzara por la antesala de su despacho, en la que había cuatro cuadros: Prim, Cánovas del Castillo, José Canalejas y Dato, todos ellos asesinados». Y Laureano López Rodó: «Fue quien más hizo para el indulto de la pena de muerte del Juicio de Burgos. Supo explicar que ETA lo que quería y necesitaba eran mártires». «Con ellos, en 1975 las cosas en 1975 hubieran sido diferentes». De la actualidad pide para la situación económica europea «paciencia para que Alemania y Francia recuperen el fuelle». También un guiño al leonesismo: «Un día habrá que estudiar la delimitación de provincias. Me recuerda a Austria y Hungria antes de la I Guerra Mundial. En Viena se tomaban las decisiones y en Budapest se quejaban». «En España se perdió la cultura del tipógrafo, como era Pablo Iglesias, y lo pagaremos» «La mayor parte de las reformas del último siglo y medio se han dado siempre que el Ejecutivo ha sido detentado u ostentado por un militar» «No había nada más antiespañol que aquello de los que decían que cuanto peor, mejor» «Giner de los Ríos nos decía que la política es algo muy sucio, que nosotros, cada día más radicales y con la camisa más limpia» «Laureano López Rodó fue quien más hizo para el indulto de la pena de muerte del Juicio de Burgos» «Carrero Blanco me enseñó más de política que nadie. Me dijo que en un buque el segundo comandante es el ama, no el amo del barco» «En la situación europea actual hay que tener paciencia para que Alemania y Francia recuperen el fuelle» «Un día de estos habrá que estudiar la delimitación de provincias españolas» FABIÁN ESTAPÉ