La menor sufría «angustia e inquietud» por el temor a nuevos ataques

El juez de instrucción del número 1 de León considera oportuno en el fallo del caso de S. A. T. el establecimiento de una orden de alejamiento con el fin de que los denunciados no puedan acercarse ni tener contacto alguno con la menor. «Parece comprensible adoptar esta medida para evitar en lo posible que los denunciados puedan repetir» sus conductas y «para proteger tanto la integridad física como la psíquica de la menor», añade el fallo. Esta medida fue solicitada por la acusación particular, que ejercieron la familia y la Asociación de Ayuda a Víctimas de Agresiones Sexuales y Violencia de Género (Adavas). La sentencia contempla 300 euros de indemnización por las lesiones y 600 por daños morales, apartado en el que la sentencia subraya que «es evidente que la actividad delictiva llevada a cabo por los denunciados ha originado a la menor un incuestionable daño moral derivado del desasosiego, angustia, inquietud, intranquilidad, incertidumbre y temor producidos en el desarrollo normal de su vida». En este sentido, el magistrado argumenta que tanto la madre de la joven como sus amigos dejaron claro en el juicio oral que la víctima presentaba «estados de angustia e inquietud por temor a que se repitieran los mismos o hechos similares». La joven fue víctima de nuevas agresiones después de la paliza que recibió en diciembre y que ocupa el caso de la sentencia. Además de llamadas telefónicas y alguna persecución, en el mes de enero S. A. T. fue agredida por personas sin identificar cuando se dirigía al instituto por la mañana temprano. Los agresores le grabaron una cruz gamada en el rostro. Fue entonces cuando diversos colectivos sociales y políticos de la ciudad se unieron en un clamor contra la impunidad de las agresiones neonazis en la ciudad.