Las obras de la planta de bioproductos de Veguellina comenzarán en otoño

Casi diez años después del cierre de la emblemática Azucarera de Veguellina de Órbigo, que daba empleo directo a un centenar de personas e indirecto a cientos más, la comarca verá arrancar este año el proyecto prometido por la Junta como alternativa a la desaparecida fábrica. Se trata de la planta de bioproductos -primero denominada de bioalcohol-, cuyas obras licitará la institución autónoma en los próximos días, según avanzó ayer el alcalde de Villarejo de Órbigo, Luis Abelló. El coste de este proyecto ascenderá finalmente a ocho millones de euros, frente a los seis inicialmente previstos. Una planta que transformará productos agrícolas como la batata, la achicoria y la remolacha en biocarburantes de forma experimental en una primera fase. Estará ubicada en el polígono industrial de Villarejo de Órbigo sobre un conjunto de cinco parcelas -con 12.000 metros cuadrados, ya vallados-, donde ya está construida una zona administrativa para la planta, el centro transformador y la báscula. Estos trabajos previos han supuesto una inversión de 480.000 euros. El alcalde de Villarejo explicó, además, que el proyecto dará empleo directo en las instalaciones a una docena de personas. «También otras decenas se verán beneficiadas de forma indirecta a través de servicios como los transportes y el almacén», indicó Abelló, quien también relató que los agricultores de la zona tendrán que adaptar sus cultivos a las nuevas exigencias. De hecho, un buen grupo ya ha comenzado a sembrar estos cultivos de forma experimental con el objetivo de comprobar el resultado y la rentabilidad real. «La planta supondrá un revulsivo para todo el municipio, los agricultores ya están esperando las nuevas siembras para adaptarse a la producción», dijo. No obstante, contarán con tiempo suficiente para esta adaptación, ya que la nueva infraestructura no estará en marcha hasta el año 2007. Este proyecto que tomará forma en Villarejo se suma al previsto igualmente para la zona de los nuevos regadíos, donde está prevista la construcción de una planta de biodiesel, con la consiguiente transformación del paisaje agrario para proporcionar a la nueva fábrica los productos que precisa para la producción de biocarburantes. El fin de las ayudas a la PAC obligará al campo leonés a una profunda transformación para adaptarse a las nuevas circunstancias y, precisamente, los cultivos energéticos se presentan como una de las alternativas más viables, que también contarán con incentivos específicos por parte de las arcas de la Unión Europea. Respecto a la vieja Azucarera, el alcalde de Villarejo aseguró que la pretensión de la sociedad Ebro Agrícola pasa por desmantelar el viejo inmueble. Ya han presentado ante el ayuntamiento un proyecto para empezar por la chatarra de la estructura de la fábrica. De momento, el plan está siendo estudiado por el área de Medio Ambiente de la Junta. El alcalde asegura que este suelo seguirá teniendo un uso industrial, al menos esa es la pretensión inicial del municipio.