Diario de León

| Crónica | Sillón 28 |

La dictadura de las democracias

El homenaje a los ediles de la democracia planeó sobre la sesión, que dejó apuntes de lo que será la tramoya de los aparcamientos

Vicente Canuria y Francisco Fernández intercambian impresiones durante el pleno municipal de ayer

Vicente Canuria y Francisco Fernández intercambian impresiones durante el pleno municipal de ayer

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A. Caballero - león
León

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Se presumía un Pleno de avance de vacaciones -¿Dónde vas este año? Allí hace mucho calor; que lo pases bien y todas esas cosas- y quizá por eso ni había silla para los policía locales que escoltan la sesión. Pero faltó crema y algunos salieron del consistorio de San Marcelo un tanto rojos por no tomar las precauciones oportunas ni aparcar en el sitio más adecuado en tiempo y forma, aunque el rey sol aprieta pese a que no llega a ahogar en su solaz del verano leonés. Amilivia hacía corrillo con De Francisco y Covandonga Soto conforme avanzaban los puntos del orden del día, mientras Saurina miraba al techo y Ramón Carrera se buscaba el bigote que ya no tiene para pasar el rato. Todo muy normal. Incluso Chamorro llamó no adscritos a sus antiguos compañeros de partido y gobierno para que nadie se enfadase. ¡Y llegó la modificación del Reglamento de Honores y Distinciones para dar carpetazo al día de campo! «Cuando votamos que no al homenaje a los concejales de la democracias no era por fastidiarle, señor Amilivia», apuntilló Ibán García del Blanco, tras la lectura del punto por parte de la secretaria del Ayuntamiento: «León rampante lenguado y uñado en campo rectangular con corona real abierta. Fundido en dos piezas». Parecía la pasarela primavera-verano en Cibeles -quizá se pueda patentar- y el alcalde se envaró en busca del viceportavoz socialista: «Es usted más lenguado que rampante». Chamorro, por si faltase, atizaba el fuego: «Solicita consenso. El consenso es que uno no cuente, que se pueda aprobar la concesión de las medallas con una mera mayoría absoluta». Y eso, ante el fuelle de Cubero, sacó más brasa de la hoguera: «Dice 'mera' mayoría absoluta, como si no fuera con la que se dirige un país o se rigen las corporaciones democráticas», contestó el concejal de Régimen Interior, que en pleno ataque romántico había apuntado que «quienes reciban la distinción podrán decir a sus nietos que fueron concejales». «Esto lo que evita es la dictadura de las minorías», saldó el debate el primer edil. Felipe Turón lo había escenificado a mediados de siglo en Boñar, un día que su padre no le dejaba marchar al corro de lucha porque quedaba la hierba por recoger y se podía mojar. Salió y la quemó. «Ya no se moja, padre». Es que son ganas de encontrar obstáculos.

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