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La voluntad de ayudar viaja de Sudamérica a León

Cerca de 150 voluntarios de la provincia se reunieron ayer con motivo de la 17 convivencia de misioneros leoneses, que fue presidida por el Obispo de la diócesis de León, Julián López

Misioneros y misioneras compartieron durante toda la jornada diferentes experiencias e impresiones

Publicado por
Miguel Pérez Ámez - león
León

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En el seminario diocesano de la Plaza de Regla tuvo lugar ayer la 17 convivencia de misioneros leoneses, en la cual se dieron cita algunos de los 580 voluntarios de la provincia que están en activo actualmente. En el acto estuvo presente el Obispo, Julián López, quien fue el encargado de presidir la eucaristía que se realizó en la Catedral a primera hora de la tarde. Posteriormente se procedió a la comida, que estuvo acompañada por una fraternal sobremesa en la que los asistentes compartieron experiencias de sus viajes. La falta de vocación y la necesidad de misioneros jóvenes es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la iglesia en estos últimos años. La finalidad de esta convocatoria es hacer sentir a los misioneros que están de nuevo en casa, «con orgullo dicen que son leoneses, también desde el punto de vista eclesiástico», explicó el Obispo. «Es una ocasión espléndida para avivar dentro de la comunidad diocesana el sentido misionero y la solidaridad con otras iglesias donde ellos están trabajando», afirmó. ¿Dónde están los jóvenes? El número de misioneros se ha visto reducido porque «no está asegurado su relevo, se jubilan o mueren. Hoy hay 580 misioneros leoneses, pero hace 20 años eran más de 1.000», declaró Julián López. Actualmente hay jóvenes que quieren hacerse misioneros, pero es una pequeña cifra que resulta insuficiente a la hora de cubrir todas las zonas geográficas necesarias y mantener el número de misioneros que en estos momentos realizan esta labor. «Lo único necesario para ser misionero es ser cristiano y sentir la necesidad de anunciar el evangelio», asegura el Obispo que dijo que, «es el ejemplo de los seglares, como el caso de una familia de la diócesis de León que se va con sus 5 hijos a Asia a propagar el evangelio». También destacó que «muchos jóvenes, aunque no reciben el nombre de misioneros, llevan a cabo labores de ayuda en países del tercer mundo a través de multitud de organizaciones no gubenamentales, que no tiene nporque tener un trasfondo religioso». La voz de la experiencia Gumersindo Cantón Franco de 47 años, natural de Antoñanes del Páramo, pertenece a la congregación religiosa Corazonista. Ha estado 27 años en Colombia y es la primera vez que acude a esta convivencia de misioneros en León. «La situación que se vive en Colombia es muy compleja a nivel político, económico y social, unido con el problema de la violencia que lleva más de 50 años y al que todavía no se ha encontrado una solución ni a corto ni a largo plazo», declaró Gumersindo. El hecho de volver a su tierra le produce una gran alegría pero con el paso de los días las ganas de volver a desempeñar su trabajo habitual en Sudamérica se van acrecentando. «El objetivo de las misiones es tratar de ayudar a la gente a que se forme como persona y así educarlas. Yo trato de erradicar primordialmente la pobreza intelectual», afirmó el religioso que puso especial hincapié en dirigirse a los jovenes expresando que «la vida no es sólo fiesta, y sí alegría. La vida tiene sentido si nos damos a los demás. Se debe abrir los ojos porque hay mucho por hacer. No se tiene por qué sentir la llamada religiosa ya que hay muchas otras maneras de colaborar», señaló Gumersindo Cantón. «Hace 20 años contábamos con más de 1.000 misioneros, el doble que ahora» JULIÁN LÓPEZ, Obispo de la Diócesis de León «Los jóvenes deben abrir bien los ojos porque hay mucho por hacer» GUMERSINDO CANTÓN, misionero en Colombia