| Reportaje | Fiesta y religión |
Leyenda convertida en devoción
Dieciséis pendones recorrieron la localidad de Pandorado ante la mirada de cientos de personas que se acercaron hasta el lugar para rendir homenaje a la virgen de la ermita
Cientos de personas y los tradicionales pendones salieron ayer en Pandorado para rendir homenaje un año más a su virgen, la patrona de Omaña. Cada quince de agosto desde finales del siglo XIX, las personas de los pueblos que integran la comarca se reunen para celebrar y recordar lo que relata la leyenda de la romería, la cual data de hace mucho tiempo, concretamente en un mes de abril en el que los trigos no habían brotado y los pueblos de La Lomba prometieron a la virgen acudir cada año al santuario, si ésta terminaba con la sequía que sufrían sus tierras. No pasaron muchos días cuando la lluvia comenzó a caer y a convertir los ásperos terrenos en alegres campos germinados regados por un color dorado, motivo por el que se le concedió el nombre de Pandorado a la ermita donde prometieron reunirse. La tradición sigue viva Siglos después la costumbre continúa y la romería de Pandorado es considerada de interés provincial. Este año se volvió a dar gracias a la salvadora, paseando alrededor de dieciséis pendones de aproximadamente 20 kilos de peso, en representación de los pueblos. El calor no fue suficiente para frenar la afluencia de público, que según los asistentes crece cada año debido a la importancia de este acontecimiento. Después del paseo se llevó a cabo una misa que duro poco más de una hora en la que se bendijeron los 1.200 bollos de pan dorado, haciendo honor al nombre del lugar de reunión, que más tarde serían repartidos entre los cientos de personas que acudieron hasta la ermita. Antes de este almuerzo, el grupo de baile Aguzo realizó danzas tradicionales como el Chano, baile típico de las comarcas de Omaña, Laciana y Babia. También ejecutaron jotas tradicionales de León con las que deleitaron a los vecinos. A diferencia de otros años, en esta edición no hubo concurso de mastines, pero si diversas actividades que amenizaron la tarde, como la carrera de rosca, el tiro de barra (similar al de la soga pero con una barra de hierro) y carreras de sacos entre otros. Esta tradicional romería en honor a Nuestra señora de Pandorado ha estado instaurada en la comarca desde siempre, a pesar de que durante unos años no se llevó a la práctica, hasta que en el año 1986 un grupo de personas decidieron rescatarla, convirtiéndola de nuevo en un acto multitudinario considerado de gran emotividad y tradición. La jornada transcurrió con total normalidad, pendones, música juegos y el pan dorado se convirtieron un año mas en instrumento de unión de los pueblos de la comarca y de reclamo de turistas hasta el lugar donde la leyenda se convierte en devoción.