Diario de León

La policía trabaja para 26.000 ciudadanos de Trobajo, Pinilla, Villabalter, Ferral, San Andrés y La Sal

Los primeros en llegar al lugar

En siete horas, los agentes tuvieron un caso de violencia doméstica, controles y exhibicionismo

Treinta y ocho agentes forman la plantilla de la Policía Local de San Andrés del Rabanedo

Treinta y ocho agentes forman la plantilla de la Policía Local de San Andrés del Rabanedo

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Roberto Martín Mielgo - san andrés del rabanedo
León

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No hay hora en la que un coche de la Policía Local no circule por San Andrés del Rabanedo. Las calles del municipio son el escenario real de un mundo en el que el día y la noche imponen el ritmo de trabajo de sus policías. La velocidad, la intuición y la capacidad de reacción son las tres armas humanas de las que depende el éxito de un trabajo creado para salvaguardar al ciudadano de los peligros en los que se ve inmerso cada día. A las 8.00 horas, un coche patrulla de Seguridad Ciudadana de la Policía Local arranca desde la comisaría construida en el ayuntamiento. Dos agentes, José Luis y Carlos, comie nzan una jornada que terminará ocho horas más tarde. Antes de montarse en el coche, José Luis aclara, «te encuentras cosas que no has aprendido a resolver en ningún lado, cosas que no has leído». Accidente de tráfico No han pasado ni 35 minutos cuando una llamada telefónica a las dependencias centrales alerta de un coche accidentado en las vías. En poco tiempo, las autoridades tienen los datos básicos que comunican a la unidad móvil de ambos agentes. En el lugar, a medio camino entre la cuneta y la carretera, un turismo empotrado contra una farola permanece parado. En su interior hay una madre y su hija de corta edad. Un segundo furgón con dos policías sale desde la comisaría para apoyar a sus compañeros. Mientras, una quinta agente intenta hacerle la experiencia más fácil a la niña. Anciano exhibicionista A los pocos minutos, los agentes desplazados en el segundo vehículo relevan a sus compañeros. Carlos y José Luis comienzan entonces a recorrer la ciudad a expensas de un aviso por los walkie-talkies que llevan sobre sus uniformes. A las 11.10 horas, se dirigen a las piscinas del municipio donde les han avisado de la presencia de un anciano exhibicionista que, desde una parada de autobús, increpa a las niñas y a las mujeres que pasan por su lado. El hombre no aparece. Violencia doméstica Los agentes regresan a la comisaría. A los doce minutos de llegar, un miembro de la central de emergencias les alerta de la llamada de una mujer. La comunicante, nerviosa, le ha advertido de violencia en una casa de Trobajo. En tres minutos y medio, llegan a la vivienda donde un niño, de apenas 8 años, permanece en la puerta. Dentro, la mujer explica a los agentes que su marido le ha agredido y ha intentado quemar la cocina con ella dentro. A la vez que tranquilizan a la mujer, los agentes le preguntan los datos básicos de ella y el hombre que simultáneamente van comunicando a la comisaría del ayuntamiento. Dispositivo de búsqueda Dos coches, uno de ellos para atender a la mujer que pide que no la dejen sola, acuden hasta el lugar. Una vez allí, la unidad de Seguridad Ciudadana junto con el segundo vehículo montan un dispositivo de búsqueda por las calles que les llevará hasta el marido 35 minutos después. Control de velocidad Una vez el hombre ha sido puesto a disposición de la Guardia Civil de Armunia, los agentes se dirigen a hacer un control de velocidad. Dos coches vigilan mediante rádar a los vehículos. Dos de ellos rondan la velocidad de 80 kilómetros por hora cuando la máxima permitida es de 50 kilómetros por hora. Termina así una jornada más de la Policía Local de San Andrés. Sobre su trabajo, los agentes recuerdan decenas de anécdotas de las muchas que viven cada día, aun cuando los ciudadanos les ven de maneras muy distintas. Como dice Carlos, «el niño siempre piensa que le vas a ayudar y el mayor que le vas a fastidiar».

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