La ministra considera vital el bloqueo de España, al que invita a unirse a Francia y a Alemania
Espinosa no descarta que la solución a la OCM del azúcar se retrase al 2006
La titular de Agricultura reitera en la fiesta de Ugal su compromiso para mantener el cultivo L
Elena Espinosa, que asistió a la fiesta campesina de Ugal, se mostró moderadamente optimista sobre el resultado que la negociación de la reforma de la OCM del azúcar va a portar a los intereses del sector remolachero español. La ministra de Agricultura, que fue recibida por los dirigentes de la formación, así como representantes del Gobierno en la provincia y en la autonomía, desveló que parte de la estrategia del ejecutivo frente a la propuesta de rebaja de precios del azúcar y la remolacha se centra en «negociar con Francia y Alemania, que apoyan la reforma en las condiciones propuestas por la Comisión, para que modifiquen su postura y se aproximen a las del grupo de países contrarios a la propuesta». Con este flanco, en el que se sitúan, además de España, Holanda, Hungría o Italia, se identifican también los remolacheros franceses o alemanes «casi al cien por cien», concretó la titular de Agricultura, que argumentará esta paradoja en una próxima reunión con los dos países que refrendan las tesis de la comisaria Marianne Fischer. «Nosotros reconocemos la posibilidad de que se acometa una reforma, pero nunca en los términos de rebaja de precios del producto que se propone, porque eso haría inviable mantener el cultivo. De una reforma tan dura como esta sólo sale si todos los sectores,. organismos y administraciones interesadas están unidos», expresó Espinosa ante el nutrido número de agricultores ante los que intervino en la fiesta de Ugal. La ministra volvió a aludir al plan que puede salvar los intereses que persigue España, la entente en la que forman italianos o húngaros. «Es una mayoría capaz de bloquear la reforma de la OCM y España también trabaja para que nadie se mueva de esa posición, que nadie se escape de ahí». Por este mismo argumento, Espinosa no descartó que la aprobación definitiva de la reforma, que la comisión planteó para liquidar este mismo año, pueda alargarse hasta el año 2006 «precisamente ante la presión ejercida por los países teóricamente perjudicados por la reforma y más interesados en modificarla».