Diario de León

El instructor está seguro de que el arma del delito es la que apareció en Puente Villarente

Un policía declara que un imputado en la muerte de Molina se autoinculpó

Ningún otro de los agentes interrogados confirmó la supuesta primera confesión

Fiscal, acusación particular, letradas de las defensas y un abogado más

Fiscal, acusación particular, letradas de las defensas y un abogado más

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D. López - león
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El responsable de la instrucción policial realizada con ocasión del homicidio de Jesús Molina en un club nocturno de Villadangos del Páramo hace cuatro años, capitalizó ayer la atención de la segunda jornada de la vista oral, al revelar una supuesta confesión de los imputados, que según las letradas de las defensas, no figuraba en las diligencias previas, y de acuerdo a la cual, habrían confesado ser los autores del asesinato y disparar seis veces a la cabeza de la víctima. Ninguno de los miembros del Cuerpo Nacional de Policía que testificaron ayer en la Audiencia Provincial pudieron corroborar este extremo, por no encontrarse en el interrogatorio unos, o por no recordarlo en el caso de otros. Los hechos que se juzgan datan del 13 de septiembre del 2.001. El fallecido se encontraba en un club de alterne de la capital, y solicitó a un camarero del local y al portero del mismo que le permitieran acompañarles a otra barra americana a la que se dirigían. Una vez en la misma, se produjo el suceso. Según el fiscal y la acusación particular, se había urdido una trama para acabar con la vida de Molina. Según la defensa, fue un accidente, después de una discusión por dinero. Se piden 12 años de prisión. El responsable de las tareas policiales explicó que la primera pista que había llevado a los imputados fue una contradicción del camarero al que se acusa: «Sabíamos que Molina había ido esa noche a ese club, pero él (el acusado) nos dijo que después le había llevado a otro, en compañía de dos gitanos, y cuando les interrogamos, nos dijeron que, efectivamente, habían ido a ese sitio con él (Jesús Molina) pero no esa noche». Una llamada anónima a la Comisaría destapó, días después de la detención que «a las cuatro de la mañana de la noche del crimen,, había visto a una persona lanzar al río de Puente Villarente algo que podía ser una pistola, porque habían visto en el periódico todo el tema y habían leído que el arma del crimen no había aparecido. El anónimo nos informó también que en el coche viajaban cuatro personas y nos dieron datos de la matrícula que coincidían con la del que usaba habitualmente uno de los acusados. Cuando inspeccionamos el río, efectivamente apareció una pistola, y estoy seguro de que es la que acabó con la vida de Molina, porque en el primer interrogatorio, reconocieron que le habían vaciado un cargador entero en la cabeza».

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