«Por la eterna trashumancia»

Treinta y cinco años y veintinueve pastores mayores después, cada segundo domingo de septiembre al pie de la presa del Luna vuelve el olor a caldereta, el ladrido hueco de mastín y la música de dulzaina. La fiesta del Pastor superó la prueba adversa de la climatología y convirtió a Los Barrios de Luna en destino de un gentío -la organización contó por encima de los tres mil asistentes- para honrar al oficio que más peso ha tenido en la economía leonesa. Así definió su importancia el pastor mayor de los Montes de Luna, que este 2005 recayó en el ex diputado y ex ministro Manuel Núñez Pérez. «Por tres razones: porque ya no es político, porque es amigo y porque es de Benavides, que se riega con agua de este río», aclaró Jesús Suárez, alcalde de Los Barrios, que recordó la espera de cuatro años para conceder la distinción al ex diputado conservador. El galardonado, flanqueado por los rabadanes Aníbal Díaz y Eloy Presa, elevó la condición del título que señala el callado y el zurrón al fuste de un marquesado. «¿Qué hice yo para merecer esto?», se preguntó Núñez Pérez al recoger la distinción que dijo honrar «por el peso que ha tenido el pastor en el desarrollo de la economía leonesa, y al decir León digo España». Amadeo Alejandre, pastor mayor del 2004, recordó el valor ancestral de la cita con una arenga a los presentes: «Por la eterna trashumancia, viva el Luna, viva León». Desde 1970 sigue el ceremonial: Los Barrios, la caldereta, los puestos ambulantes que mezclan gorras de los Nicks y sombreros de paja. «Parece la misma fiesta, pero no lo es», replicó el alcalde.