Fármacos diseñados a medida

Fármacos a la medida, diseñados y preparados para un paciente, una patología y un momento concreto. Así son las fórmulas magistrales que elaboran las farmacias leonesas y que, pese a su importancia, apenas suponen en España un dos por ciento de las ventas de medicamentos. «Estos fármacos vienen a cubrir las lagunas que deja la industria farmacéutica, bien porque no son rentables de comercializar económicamente o bien porque se trata de pacientes especiales que no pueden acceder a la preparación comercial», explica Pedro del Río, farmacéutico titular de Quintana de Rueda y uno de los quince profesionales de León acreditados para preparar y vender fórmulas magistrales a terceros. Un estudio del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos revela que las fórmulas magistrales son necesarias cuando el principio activo no está disponible en una especialidad (por razones comerciales o problemas de estabilidad), indicaciones no autorizadas, necesidad de ajustar la dosificación, por ejemplo, a niños o a pacientes intolerantes, o la vía de administración necesaria no está disponible. Los boticarios confeccionan así preparados específicos en composición, dosificación o presentación para el paciente, bajo supervisión médica y siguiendo unos exhaustivos protocolos de actuación que comienzan desde la preparación de la farmacia hasta la rotulación del compuesto. Todo el camino de una fórmula magistral está guiado por la normativa autonómica y la nacional, complementarias. La primera, una orden de la Consejería de Sanidad (la 844/2004) de julio del pasado año regula qué características han de cumplir las farmacias; el Real Decreto 175/2001, de febrero de 2001 incide fundamentalmente en los protocolos normalizados de trabajo para que, por escrito, quede reflejado cómo se debe hacer y cómo se hace cada fórmula. Poco rentable La puesta en marcha de un laboratorio especial para elaborar fórmulas magistrales es económicamente poco rentable. Es necesario explica Del Río hacer una inversión que en ningún caso baja de 1.200 euros, en la mayoría supera los 3.000, para ventas que son mínimas. Sólo como una «apuesta personal» por la profesión y la atención a los pacientes se entiende la acreditación. Esta farmacia, que expide fórmulas para todo el norte de la provincia y Palencia, confecciona una media de quince a veinte preparados mensuales. En este año ha sacado de su laboratorio unos 130 compuestos. «Existen miles de fórmulas que se pueden elaborar pero nosotros estamos trabajando con una media de veinte o treinta que son los habituales en las peticiones», subraya Del Río. En Castilla y León, según el registro de farmacias que maneja el Consejo autonómico son medio centenar las oficinas acreditadas para vender formulaciones magistrales, y sólo tres de ellas fabrican estériles. La mayoría se limitan a preparados en tópicos, cápsulas, líquidos, papeles o supositorios, las presentaciones más habituales. La farmacia de Quintana La farmacia de Quintana de Rueda puede ser un ejemplo. Esta botica elabora tópicos, líquidos y papeles. El 39% de sus preparaciones son cremas, pomadas o ungüentos, el 8% son sobre para su posterior aplicación tópica, papeles de administración oral (granulados para disolver) componen otro tercio de las fórmulas confeccionadas y el 12% son fórmulas como conservantes o excipientes para la preparación de otros principios. El resto se reparten en vahos, cremas tópicas vaginales, tópicas en suspensión o fórmulas líquidas óticas. Los fármacos más frecuentes son aquellos destinados al tratamiento de afecciones de la piel o de los ojos, o los destinados al tratamiento de niños que, por su constitución, no encuentran dosificación en las marcas comerciales. Son también, por ello, los dermatólogos, médicos generalistas y oftalmólogos los que más recurren a los farmacéuticos para que les elaboren estos fármacos a medida. Estos especialistas generan el 85% de las recetas. El resto se reparte entre especialidades como otorrinolaringología, traumatología, ginecología, odontología u oncología (para el tratamiento de úlceras bucales, por ejemplo). Pero el abanico de patologías es inmenso y el modo de presentación también.