Villaquilambre constata que su cinturón acumula basura sin control Un servicio de 950.000 euros y 32 trabajadores El otro color de los babys

El abandono que han sufrido históricamente los montes de La Candamia, que acumulan en muchos de sus parajes colchones usados, bolsas de basura y colillas, se ha trasladado ahora a dos zonas vecinas, los montes de Villanueva y Canaleja. Ante el malestar vecinal por el crecimiento de esos dos focos incontrolados, el Ayuntamiento de Villaquilambre, al que pertenecen esas zonas verdes, ha decidido poner en marcha un plan para eliminar ambos vertederos ilegales y otros dieciséis distribuidos por todo el municipio y que forman una especie de cinturón. Es más, el equipo de gobierno pidió ayer a la concesionaria de limpieza, la empresa Urbaser, que redoble sus esfuerzos para acabar en tres meses con los diecisiete basureros incontrolados. Para ello se destinarán 18.000 euros más. La proliferación de esos focos descontrolados tiene parte de su origen en la propia capital leonesa, ya que muchos de sus habitantes han usado tradicionalmente la periferia para arrojar sus residuos. El fuerte crecimiento del área metropolitana, sobre todo, en Villaquilambre, ha hecho que las nuevas viviendas se acerquen a esos basureros molestos, que constituyan, además, una mancha en los planes de limpieza y salubridad que los pequeños ayuntamientos han puesto en marcha. El de Villaquilambre dispone de un presupuesto de 950.000 euros. Una pala y un camión Según fuentes municipales, la eliminación de los diecisiete basureros no autorizados se realizará con una pala mixta y un camión específico para la retirada de residuos. Los trabajos se iniciarán en las zonas más próximas a los cascos urbanos de Navatejera, Villaquilambre y Villasinta. Después, en las poblaciones situadas en la carretera de Santander y en los vertederos más alejados de los cascos urbanos. Por otra parte, el Ayuntamiento está elaborando un listado de actividades molestas desde el 2000 al 2005 para intentar reubicar esas empresas fuera de los cascos urbanos. En concreto, el alcalde, Miguel Hidalgo, plantea trasladar al menos una decena de naves que generan olores y ruidos a la segunda fase del polígono industrial de Navatejera, cuya recalificación estará previsiblemente lista a comienzos del próximo año. Villaquilambre es uno de los cinco municipios leoneses que más residuos genera anualmente, junto con León capital, Ponferrada, San Andrés del Rabanedo y Villablino. Según las últimas estadísticas en toda la provincia se producen 193.310 toneladas de basuras al año, lo que representa, de media, un kilo de basura por habitante y día. Vertederos incontrolados Separar la basura orgánica de la inerte es obligatorio en todos los ayuntamientos y poblaciones, independientemente de su tamaño, según la normativa de la UE. Teóricamente en el 2006 deberían reciclarse hasta un 85% de los residuos urbanos, un compromiso que Villaquilambre está en disposición de cumplir, además de León, Ponferrada, San Andrés, Astorga, La Bañeza y Sariegos. Plan de casi un millón Villaquilambre estrenó su nuevo servicio de limpieza este año, con una plantilla de 32 personas y un incremento de 22 a 141 contenedores en las calles. Su gran novedad es el sistema de tasabilidad, que permite conocer cuántos kilos de residuos se han recogido y dónde. El presupuesto asciende a 950.000 euros. Punto limpio Además del ubicado en Navatejera, el Ayuntamiento dispondrá de un punto limpio móvil, un camión adaptado que pasará cada día por uno de los diez pueblos del municipio para que los vecinos se deshagan de electrodomésticos o muebles. El Ayuntamiento de Villaquilambre ya tiene en marcha una campaña en los colegios y guarderías en la que se anima a usar babys infantiles de colores distintos al azul y rosa, tradicionalmente identificados con la condición sexual y que son los más utilizados por los padres y madres cuando compran esta prenda a sus hijos. El fundamento de la campaña es la distribución de carteles con el lema «Existen más colores para tu baby. ¿Por qué no cambias? Por una educación no sexista». Los impulsores de la misma entienden que el color, como el lenguaje, es un importante elemento transmisor de valores y de identificación sexual, a menudo oculto o poco perceptible, pero igualmente eficaz. Según los expertos, las niñas y los niños no distinguen su propio yo de aquello que les rodea al nacer, sino que es mediante la interacción con el medio como adquieren su propia identidad personal. Esta interacción suele empezar antes del nacimiento, cuando los padres eligen la decoración de sus habitaciones, la ropa, los juguetes o planifican su educación y su futuro. El color juega un papel fundamental, celeste para los niños y rosa para las niñas, y, junto con otros elementos, como juguetes, ropa o frases, sirven para transmitir un rol sexista que, en la edad adulta, puede derivar hacia comportamientos discriminatorios o, incluso, violentos. La concejala de Políticas Sociales, Ana Vicente, comentó que «Aunque los padres tienen la principal responsabilidad, el profesorado tiene un papel fundamental, como máximo transmisor de valores culturales, y los poderes públicos tenemos que preocuparnos y velar por una verdadera coeducación o educación en la igualdad».