¿Quién dijo miedo?
La coyuntura favorable de los tipos y la economía, la estabilidad en el empleo y la confianza de los consumidores han transformado para siempre la forma de ahorrar de los leoneses
En la última década los españoles hemos vivido un descenso radical de los tipos de interés, que ha favorecido el acceso al consumo a la vez que han desincentivado los mecanismos de ahorro que prácticamente vieron desaparecer la remuneración por el dinero guardado. Un proceso paralelo a la integración en la Unión Económica y Monetaria, que ha influido también en que el clima de confianza de los hogares en las fases de desaceleración económica haya sido menos sensible que en ocasiones anteriores. Esto se ha traducido en una menor sensación de necesidad de ahorro por precaución. Además, el fuerte incremento del valor del patrimonio familiar (sobre todo en lo que al precio de la vivienda se refiere) ha difundido la sensación de un «efecto riqueza» que genera mayor tranquilidad; afianzada por una situación cada vez más estable del empleo. Toda una serie de factores que durante diez años han sido una invitación permanente al consumo, con periodos de respiro muy ligeros, y que han desembocado en que en el 2004 por primera vez el ahorro financiero haya sido negativo. Es decir, las familias adquirieron bienes a través de deudas, y saldaron sus deudas anteriores con nuevos créditos. A corto plazo contrarrestar las deudas con nuevos endeudamientos permite mantener un ritmo adecuado de inversión, pero a largo plazo, el límite del endeudamiento podría generar una desaceleración de la demanda interna y, finalmente, un freno importante para el crecimiento económico. El caso es que el ciclo expansivo de la economía se mantiene, si bien con altibajos. Pero sin fisuras crece el consumo de los hogares. Incluso la esperada desaceleración del sector de la construcción y la adquisición de viviendas no se ha producido. El resultado es que el endeudamiento está en límites históricos y muchos expertos temen que esta financiación ponga a las familias en situación de fragilidad ante un eventual incremento de los tipos de interés. Aumento que de momento no se producirá, porque en un marco de política económica común la debilidad de las economías europeas no lo aconseja. Sólo el incremento del precio de la energía puede causar problemas a corto plazo. Cambio estructural En lo que sí parecen coincidir los expertos es en que estamos ante un cambio estructural del concepto del ahorro, que supera las consecuencias coyunturales de un ciclo económico. Nunca antes se había abandonado el ahorro de una forma tan rápida, aunque siempre descendía en los ciclos económicos expansivos. Y seguramente no se volverá a los patrones de ahorro anteriores. Aunque quizá estemos todavía lejos de tasas de ahorro como las de Estados Unidos, donde esta previsión ha desaparecido y sólo se tienen en cuenta los ingresos y las deudas. Demasiado riesgo. La debilidad del resto de las economías europeas hace que, en una política económica común, un incremento de los tipos de interés no sea un riesgo a corto plazo, lo que da una cierta tranquilidad a las familias españolas en su elevado nivel de endeudamiento NOMBRE, cargo