Presidente de la Fundación Hombres Nuevos
«Con 200 euros que done un leonés al año puede estudiar un boliviano»
Nicolás Castellanos, premios Príncipe de Asturias y Leonés del Año, no recibe aún ni un sólo euro del Ayuntamiento ni de la Diputación de León para el proyecto Hombres Nuevos
Nicolás Castellanos (Mansilla del Páramo, 1937), el obispo que dejó la mitra de Palencia por el trabajo con los más desfavorecidos de Bolivia, participa hasta mañana en León en un curso sobre cooperación. Eligió Bolivia por ser el segundo país más empobrecido de América Latina, después de Haití, y está convencido de que con más recursos su labor se puede multiplicar. «Estamos en momentos de suma y multiplicación, no de resta y desintegración», dice al hilo de los debates estatutarios en que anda España. Su labor fue reconocida en 1997 con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. -Ha planteado la pobreza como problema planetario, pero ¿a los ricos les preocupa la pobreza? -No tenemos esa sensibilidad porque vivimos muy lejos de la pobreza. Verdaderamente es un problema planetario porque dos terceras partes de la humanidad están en esa situación, las cifras son escalofriantes. En Bolivia, con nueve millones de habitantes, un millar de niños y niñas en edad escolar no tienen escuela. No tienen posibilidad de promoción. Los países en vías de desarrollo, pobres, solamente saldrán de la pobreza si tienen escuela para todos, escuela de cierta calidad y escuela que eduque en valores. -Después de catorce años de trabajo a pie de obra en un país extremadamente pobre, ¿ve la necesidad de regresar a su tierra a remover conciencias? -Yo vuelvo todos los años, pero cada vez noto más esta necesidad. Es importante sensibilizar y mentalizar al norte de que debe tomar conciencia de la realidad del sur. Que tomemos conciencia de que todos somos responsables de la pobreza del mundo. Y doy soluciones que son revolucionarias y factibles. Por ejemplo. Con 200 euros que done un leonés al año un joven del mundo empobrecido pueda estar un año entero en la universidad. ¿Quién que tenga un sueldo no puede dar ese dinero? Esto son soluciones prácticas, realistas, posibles... -Quizá la población no se fía mucho de que su dinero surta esos efectos. -Pues que busquen a quién se lo dan. Precisamente uno de los secretos de Hombres Nuevos es la garantía de que el euro entregado aquí en León es euro invertido allí. Eso se puede demostrar. Si nos sobra algo de dinero lo invertimos en arreglar otra escuela. Nuestros gastos administrativos suponen un 0,50% del presupuesto, porque lo que nos importa es llegar al pobre. En lo que invertimos más dinero es enviar proyectos al norte. Ahora acabamos de inaugurar la primera escuela universitaria de teatro en Bolivia y la consejera de la Generalitat Valenciana, que asistió a la inauguración ,quedó admirada; dijo que vale la pena financiar proyectos así, con impacto transformador. -¿Qué perfil de cooperante busca? -Es fundamental ir con humildad, sencillez, dispuesto a escuchar a la gente de allí. Hay que ir a trabajar con la gente de allí, con los pobres. Si tiene una carrera o una profesión la puede ejercer de maravilla. Pero quien vaya con unas actitudes de escucha, diálogo, de aprender y de comunicar tiene campo de trabajo. -¿Los leoneses conocen suficientemente su proyecto Hombres Nuevos? -Creo que deberían conocerlo un poco más. De la Diputación de León nunca he recibido una subvención, del Ayuntamiento de León, tampoco. En cambio, el de Palencia todos los años nos financia un proyecto. En Valencia todos los años nos financian uno, dos y hasta tres proyectos. Ahora precisamente he tomado contacto con una responsable de la Diputación para intentar una línea de ayuda. Lo que sí ha habido siempre es colaboradores de León, trabajadores sociales. -Confía en la erradicación de la pobreza a través de la educación en valores. ¿De qué valores? -Justicia, solidaridad, libertad, derechos humanos... Pero tengo una cosa muy clara: a todo el que llega al proyecto nunca le preguntamos ni por el credo político ni por el credo religioso. -La iglesia es la institución más respetada en Bolivia y su proyecto es un referente. ¿Cuál es la clave de ese éxito? -Es fundamental actuar con la gente, no para la gente. Hay que implicar a la gente en el proyecto transformador, un proyecto de cambio y liberador, que ellos lleguen a ser protagonistas. -¿Se considera un ser humano contracorriente? -Sí, porque la gente está en la sociedad del bienestar y en el individualismo y la corriente nuestra es la solidaridad, compartir y el bien común. Pero creo que hay mucha gente contracorriente.