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| Reportaje | Atados de pies y manos |

Edad Media a golpe de apagón

La falta de luz colapsa la actividad hostelera e industrial en el valle, además de causar innumerables trastornos en la vida diaria de los vecinos de esta zona de Picos

Publicado por
Larry - corresponsal | posada
León

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Estamos tan hechos a la presencia de la electricidad en nuestras vidas que casi no nos damos cuenta de los efectos de su ausencia hasta que esto no ocurre. Así lo vivieron los alrededor de quinientos vecinos y visitantes del valle de Valdeón durante el pasado sábado cuando, a mediodía y en plena nevada, la luz eléctrica sufrió un corte y no regresó hasta bien entrada la tarde del domingo. Muchas de las dificultades fueron mostrándose con el tiempo, pues lo evidente es que no funcionan las bombillas, pero poco a poco cada cual se fue encontrando con nuevos problemas cuando se puso de manifiesto que la calefacción de gasóleo tampoco funciona, si la caldera no recibe suministro eléctrico, que la vitrocerámica no sirve de nada sin electricidad al contrario que las viejas cocinas de butano, que los móviles no reciben cobertura si el repetidor está sin suministro y que incluso los teléfonos fijos inalámbricos tampoco funcionan si la base no está conectada a la red. Pero no sólo las actividades modernas, como hablar por el móvil, se vieron cortadas de raíz, el ordeño de las vacas también se convirtió en una tarea manual, ya que los animales no pueden quedar sin ordeñar por tiempo indefinido. Los arcones congeladores dejan de congelar el despiece del último jato sacrificado para el invierno y las reservas guardadas para las grandes nevadas Sólo algunos escarmentados están prevenidos para evitar males mayores. Este sería el caso de la quesería Picos de Europa, donde se fabrica el Queso de Valdeón, cuyos propietarios adquirieron hace años un gran generador diésel que asegurase poder finalizar la fabricación ya comenzada y no tener que tirar a la alcantarilla toneladas de leche a medio cuajar, sin que la compañía eléctrica admitiera responsabilidad. La falta de electricidad supone el regreso a la Edad Media y algunos vecinos se sorprendieron a sí mismos cocinando al calor de la estufa de leña o en la vieja trébede, aquellos que aún disponen de ella, teniendo que conformarse con abrir una lata de conservas los propietarios de las viviendas más modernas. Peor fue el asunto para los hosteleros que tuvieron que dar explicaciones y alternativas a sus clientes.

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