«La farola nos salvó la vida»

Decenas de personas fueron testigos directos del siniestro ocurrido, las mayoría de las cuales coincidían en su versión de los hechos. Algunas de ellas manifestaron a este periódico que el vehículo «rodeó la rotonda de Guzmán a gran velocidad y con no pocas complicaciones. Entonces se dirigió en dirección a la Estación de Autobuses a una velocidad bastante superior a la permitida, lo que hizo que perdiese el control del coche, invadiese la calzada y, tras arrollar a una persona, se empotró contra una farola». A lo que añadieron: «Si no se llega a estrellar contra la farola, nos habría arrollado a muchos más, que en ese momento esperábamos a tan solo unos metros para cruzar la vía». Otros testigos aseguran que la persona fallecida charlaba con la abuela de la niña implicada en el momento en el que ocurrieron los hechos, y afirman que «cuando el hombre vio que el vehículo se dirigía sin control alguno hacia la acera donde los tres se hallaban, no dudó en proteger a la niña, lo que provocó que recibiera de lleno el impacto del vehículo». Algunos de los que presenciaron el accidente aseguran que como consecuencia del impacto del vehículo, «la niña salió despedida de los brazos del fallecido y fue a parar a los de la abuela, que durante más de media hora no dejaba de lamentarse por lo ocurrido».