En una mano el turrón, en la otra la calculadora

A la mínima que Papa Noel asoma la nariz por la ventana, la vida política local se ajetrea y empiezan a funcionar las calculadoras (y los calculadores). Este año no tanto, cierto, porque el invento no es nuevo, y la con-moción ha venido a menos. Aún así, las encuestas al roquefort, nacidas al calor de las cenas, todavía tienen su aquel. Y el relato de los hechos, que diría el fiscal, se resume sencillo: En el hotel Conde Luna, el PSOE, pacífico y sereno, metió en el comedor a 300 invitados, un ministro, un delegado de Gobierno, un Subdelegado de Gobierno, un secretario territorial, un secretario provincial, tres militantes laureados y un ramillete de concejales. En el Chalé de Pozo, UPL, con 500, congregó más fieles que el año pasado alrededor de la mesa (la del restaurante, la electoral no preocupa de momento) y en el Hotel Erdeland, PAL-UL lamentó como único accidente uno de tráfico a la puerta del restaurante en los prolegómenos de la cena, a la que acudieron 650 invitados. Figuras notables José Antonio Alonso, responsable de la cartera de Interior, y Amparo Valcárcel, secretaria de Estado de Asuntos Sociales, optaron por el silencio ante los medios. Miguel Alejo recordó que el presupuesto de 2005 «que el PP auguraba que no se iba a poner en marcha» ha funcionado «y el del 2006 lo hará también, y el del 2007 y el del 2008». Francisco Álvarez, con las mismas, se acogió al carácter festivo del evento para no manifestarse. Ángel Villalba recordó el compromiso del ministro y la secretaria de Estado con su tierra «y todos los simpatizantes se lo vamos a reconocer». Francisco Fernández, a 522 días de los comicios, entiende que el tiempo pasa para todos: «A unos nos pesa cada vez menos la mochila, y a otros les va cayendo. Nosotros felicitamos con vallas, otros hubieran venido en helicóptero».