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«Sin la remolacha, ésto se desertifica»

El presidente de la cooperativa agropecuaria Acor advierte que los recortes a la producción azucarera, aunque estaban asumidos, tendrán graves consecuencias para la comunidad

Publicado por
D. López - valladolid
León

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El presidente de la cooperativa agroalimentaria Acor, Carlos Rico, teme que «si la remolacha se pierde», por la reforma del azúcar, «Castilla y León se desertifica, y un desierto no le interesa a nadie en Europa». «Los núcleos de población agrarios que quedan en Castilla y León, en su mayor parte, tienen remolacha», además de «no hay cultivo tan rentable como la remolacha, tal como la conocemos» ahora, antes de la reforma, advierte el presidente de la cooperativa en una entrevista concedida a la agencia de noticias Efe. Rico añade que «solo podremos sobreponernos» a la reforma «con apoyo directo de la Administración central y autonómica», porque «para mantener la actividad», la única «premisa son las ayudas». Carlos Rico augura que «el panorama fabril va a cambiar sustancialmente» en el sector azucarero español, que cuenta con seis fábricas en Castilla y León, una de ellas de Ebro en La Bañeza y dos de la cooperativa Acor en la provincia de Valladolid. Sin embargo, considera que no es el momento oportuno para hablar «de hipótesis» sobre las fábricas que pueden cerrar, porque es mejor esperar a que la Unión Europea publique el reglamento en el que concretará cómo queda definitivamente la reforma. Esa normativa europea dejará «grandes posibilidades de interpretación» y «vamos a tener que echarle mucha imaginación» para que la reforma sea lo menos traumática posible, porque «Castilla y León no se puede permitir ese lujo» de perder la remolacha, comenta el presidente. «Todos tenemos asumido» que es necesario que España deje de producir la mitad de su azúcar para que tanto sus remolacheros como sus azucareras puedan recibir el máximo de ayudas por la reforma, pero «eso va a necesitar de la tutela» tanto del Ministerio de Agricultura como de las comunidades afectadas, señala Rico. En cualquier caso, la reforma «va a implicar ajustes muy serios» y la Sociedad General Cooperativa Agropecuaria (Acor) «está dispuesta a sacrificar rendimientos industriales» en sus fábricas a cambio de «mantener la actividad agraria», es decir, el cultivo. «Tenemos un año para hablar», ya que la reforma afectará poco a la próxima campaña, para en ese tiempo «seleccionar el escenario más competitivo para el futuro» y también para «valorar las zonas mejor capacitadas para producir», recomienda el presidente. Rico reclama que se tenga en cuenta «el esfuerzo que cada empresa» azucarera lleva a cabo «para ser competitiva» y su «dimensionamiento fabril», ya que la fábrica de Acor en Olmedo (Valladolid) es de las más competitivas de Europa. «Todo apunta» a que Andalucía y en especial Castilla-La Mancha «son las zonas con más posibilidades de abandono» del cultivo, aunque en el sur tienen unas alternativas de cultivos que no existen para Castilla y León, a su juicio. Al respecto, precisa que «en Castilla y León no tenemos alternativa a la remolacha», ya que «las posibilidades son muy reducidas» para encontrar otro cultivo igual de rentable. El cultivo de la colza para producir biodiesel, en una nueva planta de Acor cuyas obras están próximas a comenzar junto a su azucarera en Olmedo, «es la única alternativa real» a la remolacha «que se ha presentado en Castilla y León en toda su historia». «Nos están llamado de lugares de España bastante distantes», por el gran interés que despierta esta planta, para la que ya se pueden adquirir acciones sin ser socio de Acor. El presidente anima a los 9.075 socios de Acor a que «se vuelquen» con el proyecto y «no se queden sin sitio», ya que de momento sólo un tercio ha comprado acciones, aunque espera que la compra por parte de los asociados se generalice este año entrante, porque será cuando se comience a sembrar la colza y girasol para entregar la cosecha en el 2007. Las obras durarán unos 18 meses, para hacer realidad un proyecto, con unos 43 millones de euros de inversión, que «está estudiado para duplicarlo y en poco tiempo se va a hacer». Rico reconoce que el «gran hándicap» es que el cultivo de la colza no se conoce, «por eso es alternativo», lo que «siempre crea unos recelos, lógicos», pero «la colza ha cambiado muchísimo» con respecto a años atrás, cuando se experimentó con poca aceptación. Sin embargo, Acor lleva ocho años de ensayos con colza «y no nos lanzaríamos si tuviéramos dudas» sobre el cultivo o sobre la venta de este combustible ecológico, del que en muchos países europeos ya es obligatorio para las petroleras un consumo mínimo. «Tenemos proposiciones» para vender biodiesel en el exterior, «pero nos gustaría que se quedara en España», concluye Carlos Rico.

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