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Un tesoro caído del cielo

La Asociación de Astronomía presentó el Villalbeto de la Peña, uno de los meteoritos más importantes del mundo. La roca permanece en un bote a la espera de una urna adecuada El ILC, posible

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Patricia Rovirosa - león
León

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El espíritu científico de la Asociación Leonesa de Astronomía quedó ayer patente durante la celebración del segundo aniversario de la caída del meteorito Villalbeto de la Peña, en tierras palentinas, el 4 de enero del 2004. Aprovecharon la ocasión para mostrar el fragmento más grande del super bólido y reivindicar a las instituciones pertinentes una urna adecuada y paneles informativos para poder exponer al público leones y al mundo entero «un tesoro científico de valor incalculable», según Saúl Blanco, secretario de la Asociación. Por el momento espera guardado en un bote de análisis clínicos entre algodones. Según la asociación, han solicitado al actual equipo de Gobierno una vitrina para protegerlo y exponerlo a los ciudadanos, pero por el momento no han obtenido una respuesta clara. Los expertos apuntaron que el bólido se desprendió de un asteroide progenitor hace unos 48 millones de años, que es uno de los nueve mejor documentados del mundo y que aporta muchos datos sobre la formación del Sistema Solar. El meteorito es de color negro intenso, su superficie está perfectamente pulida y pertenece a la familia de las condritas. La labor de José Vicente Casado, experto en la materia, fue vital para localizar los pequeños trozos dispersos en una zona que se caracteriza por la minería del carbón, lo que dificultó en gran medida la búsqueda. Más de un año de estudios El vicepresidente de la Asociación, Ricardo Chao, presentó ayer el resultado de todos los estudios realizados durante más de un año por un equipo multidisciplinar, liderado por científicos de la universidad de Barcelona, California y Berna entre otras. Hasta el momento la comunidad científica había pedido discreción para evitar que la zona en la que cayó el meteorito se inundara de furtivos en busca de fragmentos Según los estudios, la roca tenía una masa inicial de aproximadamente 750 Kilogramos de masa, valor que se ha calculado por primera vez mediante cuatro métodos diferentes. El objeto tenía un diámetro inferior a un metro y penetró en la atmósfera terrestre a 61.000 kilómetros por hora. Debido al intenso rozamiento, el meteorito se convirtió en una enorme bola de fuego y estalló a 28 kilómetros de la tierra. El equipo que encontró los fragmentos estuvo formado por Ricardo Chao, Saúl Blanco, Vicente Casado e Isidro Fernández, entre otros, en colaboración con la Agrupación Astronómica de Palencia. Tras varias semanas de arduo trabajo encontraron cinco fragmentos que han sido distribuidos entre distintas asociaciones científicas: El museo de Ciencias de Valladolid, el de Barcelona, Madrid, Palencia y California. Juan Vicente Casado, experto en la materia, explicó con detalle las características del peculiar meteorito y redundó en la importancia «impresionante» de esta roca por conocer perfectamente su trayectoria, de donde procede y su composición química exacta. Ofertas del extranjero Casado denunció que ninguna institución se había hecho cargo de los gastos originados por la investigación y que se plantean la posibilidad de venderlo ante las numerosas ofertas recibidas por parte de particulares y de museos científicos: «La falta de atención por parte de las instituciones leonesas hace que nos planteemos esta posibilidad, porque el desinterés que muestran por la ciencia es total». El valor de este super bólido es incalculable y un auténtico tesoro científico, según Saúl Blanco, porque documenta una parte de la historia del sistema solar de la cual se conoce muy poco. La edad del meteorito es superior a 4.000 millones de años, más antiguo que la propia tierra. Procede del cinturón de asteroides situado más allá de Marte y teniendo en cuenta que en la actualidad se emplean miles de millones de euros en misiones científicas que tratan de recuperar fragmentos como estos, es valiosísimo. «Hay que aprovechar al máximo este meteorito tan particular, que ha caído gratis literalmente del cielo», explicaba Saúl Blanco, que aseguró que el objetivo final es que «todos los leoneses puedan contemplar esta joya como se merece en el Observatorio de León, a falta de un museo científico en la ciudad».

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