«Son más maricones que todo, a lo basto»
«Son más a lo basto, más maricones que todo», es la frase con la que respondió un estudiante varón de tercero de ESO cuando se le preguntó por los transexuales. El comentario ha sido extraído de una investigación realizada por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales para conocer la percepción de los adolescentes sobre las situaciones de acoso que viven este tipo de estudiantes. Como se observa, esta minoría sexual es vista como las personas menos comprendidas y más ridiculizadas, lo que demuestra que son los transexuales los que más ponen en cuestión todo el orden establecido en torno al género, la identidad y la sexualidad. Sin apoyo en la escuela El informe pone de manifiesto una situación bastante preocupante: suicidios de adolescentes, acoso escolar, ausencia de apoyo por parte del profesorado, mantenimiento de prejuicios homófobos y sexistas, notables diferencias en cuanto al respeto a la diversidad entre chicos y chicas, problemas de autoestima entre los adolescentes gais, ausencia de materiales pedagógicos, y un sinfín de carencias en lo que a educación en la diversidad se refiere. El estudio ha sido llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Comisión de Educación de Cogam. En más de 130 páginas se desgranan los numerosos problemas y carencias que el sistema educativo español presenta respecto a la educación en valores como la tolerancia o el respeto a la diversidad por motivo de orientación sexual o identidad de género. Familias en silencio Pretende, así, ser un toque de atención a la comunidad y a las instituciones educativas frente a un problema que causa numerosas víctimas, que daña, en general, a todos los adolescentes y que produce no pocas crisis familiares. «Un problema ante el que la mayor parte de esa comunidad educativa responde con un estruendoso silencio de complicidad, llegando a ocultar situaciones de acoso, de abandono escolar o de graves lesiones de los derechos del alumnado», denuncia. «No estoy en contra, pero que no se me acerque. Vale que lo sea, pero en mi casa no entra». Lo dice una niña de segundo de ESO.