CARTA A SHEILA
Directamente al cielo
HACE TIEMPO que no te escribo, perdóname pero no lograba ordenar mis pensamientos. Me he puesto a ello porque no quería que te sintieses sola en este día de hoy, dos años después... Dos años perdidos, en continuo movimiento sin apenas descanso, siendo nuestro deseo la necesidad de hacerte justicia ante la propia injusticia de tu asesinato... seria contradicción. El tiempo mina las ganas de los que no te conocen, dejando en reposo el desenlace de tu muerte, pero los que te conocemos, los que te lloramos, los que deseamos un fin para este desafío agonizante irracional, es el tiempo el que impulsa esas ganas de atisbar un poco de luz entre tanta oscuridad. Son dos años abrazando tu ausencia, no pudiendo contemplar el brillo de tu mirar, no pudiendo acariciar tu carita dormida, no pudiendo recibir más amor de aquel que entre bambalinas nos dabas... Quiero soñarte noche a noche porque en mis sueños hablas, respiras, caminas... ¡eres tú!, te veo tal cual te dejé aquel 25 de enero. Mi hermana, mi amiga, fuimos cómplices de aquellas nuestras cosas... fuimos tanto y que poco soy ahora... Te juro que hay muchos momentos en los cuales ya no puedo más, esto pesa demasiado... pesa porque te hablo y sigo hablando pero no escucho tu respuesta pero hablo y hablo... me faltan tus señales. Niego esta realidad, la vivo y la niego porque ya sabes que tengo miedo, miedo de no ser capaz de asimilar el alcance de esta tragedia, miedo de saber que tu ausencia es definitiva, miedo a fallarte... ahuyenta estos miedos. Es vital creer que estás aquí, observándonos de cerca, incluso que en ciertos momentos nos rozas... ¡si! De una forma u otra estás aquí. Parece que todo ocurrió ayer pero este tiempo traicionero ha cabalgado a gran velocidad. Habrás visto lágrimas en los ojos de la gente que no te conocía pero tal vez eran padres o hermanos o gentes de buenos sentimientos que no toleran tales barbaries, habrás visto su complicidad y solidaridad, habrás sentido su rabia, su dolor como si formases parte de ellos, habrás oído esas voces de aliento, consuelo, ternura y ánimo. Yo también lo he visto, sentido, vivido y el corazón se me encogía con tanta emoción. ¿Y tus vecinos? Que orgullo, deberíamos levantarles un altar, ahí están ellos, a nuestro lado, codo con codo, son cómplices de nuestra lucha, no piden nada a cambio, no venden sus sentimientos, nos los regalan. ¿Y tu sobrina? Cómo ha crecido, cada día se parece más a ti. Ella te reconoce en cada foto, sabe cuáles son tus muñecos que coge prestados porque dice que se los dejas. Eli y Rubén, tus hermanos, ya les ves, ahí están, buscándote en los archivos de su memoria, te echan tanto de menos... ellos te hablan con el lenguaje de canciones prestadas y de flores frescas... te hablan con la lucha cotidiana de enfrentarse día a día al desaliento y la incomprensión del no tenerte. Su disposición es plena hacia tí porque eres su pasado, presente y futuro. Sheila y Rebe tus cuñadas, tan cerca de ti.... ellas luchan contra su dolor y el nuestro, doble y meritorio esfuerzo porque tienen que aportar cariño, sensatez y paz ante la explosión de rabia y dolor que en tantas ocasiones se apoderan de nosotros y vaya que si lo aportan. A veces pienso si no será demasiado para ellas. A Carlos, tu cuñado, no tuviste tiempo de conocerle, te gustaría para mi, siempre dispuesto para todo y dotado de esa infinita paciencia intenta mantenerme en equilibrio. Me asombra su lucha sin conocerte. De mamá y papá qué te puedo decir que no sepas... tu recuerdo amortiza su caída hacia el más allá. Mamá agota las horas casi sin sentarse, no para de hacer cosas para cuando llegue la noche el agotamiento le permita conciliar un poco el sueño. Ella te habla continuamente, yo no la escucho pero adivino su conversación... Es verdaderamente inquietante observar su débil cuerpo marcado por el sufrimiento, deambulando por la casa. Por ella se quedaría a vivir en el pasado, pero no puede, sabe que la necesitamos, entonces es cuando te hace presente día a día. Que orgullo ser una prolongación de su ser ¿verdad?, con ese descaro de coraje, no tiene miedo ni al propio miedo, cómo busca y planta cara... esa es tu madre. Papá, pues más de lo mismo, intenta dominar sus emociones pero inevitablemente no lo consigue. Busca con qué distraer su sufrida mente, lo que pasa es que tu lo puedes todo y te vuelve a rescatar en su cabecita porque tiene miedo a dejarte sola. Es muy inteligente aunque el sello del dolor marcado a fuego intenta desconcertarle pero continúa en pie. Eres conocedora de su tenacidad, sus deseos han de cumplirse, llegará hasta el final porque no le gusta tener cuentas pendientes... cuídalo mucho porque me preocupa que pueda cometer una locura. Seguro que sigues de cerca los pasos de ese carente de alma, de tu asesino. Está contento, este retraso le beneficia... se considera ganador... pero que no se confíe porque la caza no ha terminado... es una víctima, pero víctima de sí mismo, víctima de haber nacido... Él y su familia nos han visto en el hoyo y no dejaban de tirarnos tierra encima, pero no saben que cuanto más nos atacan más estimulan nuestra ansia de lucha. Él sembró el odio y la rabia que habitan en nuestro interior, lo sembraron y alimentaron, ¡si! Le odio hasta fines que desconozco... esto no es políticamente correcto pero si humanamente correcto y natural pero aún así este odio no me conduce a matar... Y qué me dices de esos que se acercaban a ti como fieles amigos, vendieron esa lealtad, la vendieron por silencio... por el silencio de la mentira... por el olvido de la muerte. Aún así soy capaz de perdonar el silencio, jamás olvidar, pero si perdonar, si son capaces de desprenderse de él, perdonaría la lentitud de sus sentimientos, si aceleraran la verdad, si despertaran esos sentimientos dormidos... podría. ¡Ya ves! Tu caso va desnudando las carencias y deficiencias que existen en un proceso legal. Caminamos de puerta en puerta, peregrinos de justicia, mendigos de ella, recibir nos recibieron y hasta fuimos escuchados pero se les olvidaron los resultados... Para aquellos que nos gobiernan ¿Qué beneficio pueden sacar de la resolución sobre tu asesinato? Ninguno, por eso estamos como estamos... Bueno cielo, ya nos ves... ¿Qué somos? Somos una larga espera ataviados de fatiga y desasosiego... somos cuerpo en paz, mente en lucha porque tu dueles y mucho. Prometo cuidarte. Hasta la próxima. Te quiero.