Una vida dedicada a enseñar

Nos acaban de dar la triste noticia del fallecimiento, el pasado 7 de febrero, en Getxo (Vizcaya) del ingeniero de Minas, Roberto Sterling Álvarez, a la edad de 98 años. Roberto Sterling había nacido en Biarritz (Francia), el 30 de septiembre de 1907. Obtuvo el título de Ingeniero de Minas en la Escuela Especial de Ingenieros de Madrid, en 1931, alcanzando el grado de doctor. Su vinculación con la provincia de León se produjo, tras finalizar los estudios, como consecuencia de la obtención de su primer trabajo en la empresa minera Hulleras de Sabero y Anexas, en octubre de 1932. La sociedad minera se había constituido en el año 1892 para explotar los yacimientos carboníferos de la Cuenca de Sabero. Del criadero, de tectónica y estructura complicada, se sabía que era rico en masa de mineral; pero se desconocía la continuidad y otras características que permitiesen valorar su aprovechamiento económico. La Cuenca de Sabero fue una de las primeras estudiadas geológicamente por la comisión encargada de la redacción del Mapa Geológico de España, en la que estuvo al frente el ilustre regeneracionista e ingeniero de minas Lucas Mallada. Al joven Sterling, como jefe de explotación, le correspondió las labores de beneficio del mineral confinado en las entrañas de la tierra, mediante la aplicación de modernas técnicas mineras. El nombre de este excepcional ingeniero se une así a otros que con igual mérito le precedieron y escribieron las páginas más gloriosas de la ingeniería civil en España. Sterling fue un hombre que mostró desde joven unas profundas convicciones. Éstas le llevaron a mantener posiciones claras e inequívocas durante el conflicto bélico de 1936. Durante los meses anteriores a la declaración formal del alzamiento movilizó a sus compañeros de profesión para que apoyaran la previsible rebelión militar y su ímpetu le llevó a pernoctar durante dos días frente al cuartel de infantería hasta conseguir su alistamiento en el ejército como soldado voluntario, el 16 de julio de 1936. Pero de su estancia en León, aparte de su impecable labor en la empresa minera y su contribución al crecimiento económico de la provincia, por la que fue galardonado con la medalla de Plata de la Provincia, distinción otorgada por la Diputación Provincial, nos interesa destacar su inquietud constante por elevar el nivel de conocimiento y formación de la juventud leonesa en discip linas propias de la actividad económica en la que empezaba a despuntar la provincia. Fue el promotor y principal impulsor de la fundación de la Escuela de Minas de León, hoy transformada en Escuela Técnica Superior. Escuela de formación Tras la finalización de la Guerra Civil, fueron constantes sus gestiones para obtener la autorización para la constitución de una escuela de formación profesional que capacitase a los jóvenes leoneses para trabajos en el interior de las minas, faltas, éstas, de personal técnico cualificado. Para ello comprometió la ayuda económica de su propia empresa, la Hullera de Sabero, buscó la complicidad de las otras importantes sociedades mineras que operaban en la provincia: la Hullera Vasco-leonesa y la Minero Siderúrgica de Ponferrada, y junto a sus amigos y compañeros de profesión, Leonardo Manzanares y Serrano, director Técnico de la Vasco, y Juan Caunedo Feito, director de la MSP, adquirieron el compromiso de financiar el sostenimiento del futuro centro de enseñanza. Su participación en la fundación de la Escuela de Minas resultó providencial y clave, dado que, a pesar de su juventud, contaba con la amistad personal del subsecretario de Estado y después ministro de Educación Nacional, Jesús Rubio (quien paradójicamente da nombre a la calle leonesa en la que se levanta el actual edificio de la Escuela de Minas) quien facilitó la tramitación y apoyó la iniciativa que cristalizó en el año 1943 con la fundación de la Escuela de Capataces Facultativos de Minas y Fábricas Metalúrgicas de León. Junto con los ingenieros Juan Caunedo Feito y Leonardo Manzanares formó parte del primer claustro de profesores de la Escuela, que se completaba con Celso Rodríguez Arango, jefe del Distrito Minero de la provincia y subdirector del centro y José María Fernández (secretario). Desde los inicios impartió docencia los sábados y domingos de las asignaturas de Álgebra, Trigonometría y Laboreo de Minas, en distintos cursos en los que se estructuraba la carrera. En 1953, abandona la ciudad de León y con ello definitivamente la docencia. Se traslada a Bilbao para hacerse cargo de la Dirección General de la empresa, la cual, mediante una reestructuración interna, había unificado las dos direcciones existentes: la técnica, ocupada por él mismo, y la administrativa, ocupada por el desaparecido Ricardo Lazúrtegui. Sin embargo, nunca se olvidó de esta tierra y era frecuente verle pasear los veranos por la ciudad, a la que se trasladaba, en los últimos tiempos, y a pesar de su avanzada edad, conduciendo su propio vehículo. Con Roberto Sterling no sólo ha desaparecido el impulsor de los estudios superiores de minas en León, sino un cualificado docente, que todavía recordaba los nombres y dedicación de sus alumnos más aventajados, un hombre ilustre de esta provincia y un excepcional ingeniero.