El sastre hace el traje, no el paño

«Esto es un panfleto de historia de España en el que se pretende demostrar que ni los castellanos ni los leoneses tenemos historia», denunciaba airado el profesor Laureano Rubio mientras blandía un ejemplar de la polémica publicación que la Fundación Villalar destinó a los escolares de la comunidad autónoma. Rubio acusó a los autores de ese librito, dos profesores de Burgos, de haber escrito una historia al dictado del poder político para fabricar una conciencia regional que no existe, y se preguntó si es que no tienen suficiente para vivir con sus salarios como profesores para tener que cometer lo que a su juicio es una patente manipulación. La vehemente exposición de Rubio suscitó la réplica de su colega y compañera en la Universidad de León Margarita Torres, miembro de la Fundación Villalar, que aseguró que esa polémica unidad didáctica se realizó antes de que ella accediera a esa organización, y aseguró que los textos que hoy se publican relativos a la historia de León y a la de Castilla son bien diferentes. Torres defendió no ya su derecho, sino la conveniencia, de que los historiadores leoneses se incorporen a la Fundación Villalar como garantía de que se respetará la realidad histórica y sociocultural leonesa. Frente a este argumento, Laureano Rubio advirtió que él nunca podría formar parte de una fundación cuyo objetivo fundacional es el de fraguar una conciencia de región castellanoleonesa que no existe. «¡Ojalá sus objetivos fueran otros, y pudiéramos hablar de otras cosas!», manifestó el catedrático leonés. El medievalista vallisoletano Julio Valdeón, también miembro destacado de la Fundación Villalar, sostuvo por su parte que en la programación curricular de enseñanza primaria y secundaria en Castilla y León, los escolares reciben una enseñanza a su juicio fidedigna de la historia de ambos territorios, aunque eso sí, lamentó que fuera escasa. Ante este argumento, Valdeón fue interrumpido por una mujer del público, que espontáneamente intervino para asegurar que un hijo suyo había llegado a casa asegurando que en clase le estaban explicando la historia de Castilla y León en tiempo de Augusto, cuando ni Castilla ni León existían. El catedrático de la Universidad de Valladolid, con cara de resignación, reconoció que el actual Estado autonómico, en el que cada comunidad programa como una parte dentro de la asignatura de Historia la suya propia, había dado lugar a aberraciones de las que él mismo ha sido testigo, y puso como ejemplo un texto de enseñanza catalán en el que se sostenía que «el Estado catalán tuvo su origen con Wifredo el Belloso», o un libro para estudiantes gallegos de secundaria en la que resumía toda la Historia Contemporánea de España en una página, mientras que el resto del volumen se centraba en Galicia.