«El fin debe ser vivir como leonés»

Porque «los leoneses somos leoneses no por casualidad», ya que «se asentó un pueblo, respondió al medio y se formó una cultura», Abel Pardo desplegó su arsenal de elocuencia en el trazado de una historia salpicada de pasajes «discriminatorios» con respecto a Castilla. Pero en un discurso más constructivo que acusativo, el auriga de las juventudes leonesistas quiso deslindar los planos del objetivo principal -«vivir como un leonés»- y el secundario -«conseguir la autonomía»-. En su vertiente más pedagógica ilustró al auditorio con la aseveración de que «a un pueblo se le domina cogiendo caudillos de dentro y pagándolos bien», para derivar posteriormente hacia derroteros más populistas con los que cerrar su intervención: «Hay que rebelarse, hay que tener orgullo. No tengo que estar un solo día pidiendo perdón por ser leonés».