Diario de León

Las unidades territoriales y el Seprona localizaron un cebo envenenado

La Guardia Civil intervino en más de 280 infracciones de caza

En la temporada se produjeron dos accidentes con escopeta, con una persona muerta

Una loba ibérica resultó muerta al quedar atrapada en un lazo

Una loba ibérica resultó muerta al quedar atrapada en un lazo

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A. Domínguez - león
León

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El pasado mes de febrero se dio por concluida la temporada oficial de caza 2005/06, que se había iniciado en el mes de agosto del año pasado. Durante ese periodo de tiempo, las unidades territoriales de manera general y de forma específica el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de León, han realizado un gran número de servicios e intervenciones que pueden resumirse, en lo que a infracciones penales y administrativas en materia de caza se refiere, en los datos estadísticos que se detallan a continuación. Las infracciones relacionadas con la caza mayor fueron 191; las que han tenido que ver con la caza menor fueron 96; la localización y retirada de un cebo envenenado, cuya autoría no se ha podido demostrar; se realizaron 48 informes; se recuperaron dos aves rapaces heridas, que fueron entregadas en el Centro de Recuperación de Aves y se atendieron dos accidentes con escopeta en uno de los cuales resultó una persona muerta por la imprudencia de otro cazador. Proliferación La Guardia Civil concluye su informe asegurando que actualmente está proliferando la colocación de lazos y cepos no selectivos. Esta actividad está especialmente vigilada por los agentes que, pese a la complicación y dedicación que supone el seguimiento de este tipo de infracciones, consiguen retirar cada año un importante número de estos efectos, evitando así la muerte de muchos animales que hubieran podido caer en las citadas trampas. La actuación de los efectivos de la Guardia Civil es fundamental para controlar una actividad en la que a pesar de las prohibiciones legalmente establecidas, ciertas prácticas todavía continúan vigentes, con lo que supone de peligro para aquellas especies que gozan de especial protección. Esto no impide que la mayoría de los cazadores cumplan con la legislación.

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