«No le importamos a nadie»

Los representantes de las comunidades de regantes han reflejado una situación que se repite desde hace varios años, y que no es otra que la indolencia por parte de los representantes de la administración ante los problemas que afectan a este sector, quedando reflejado en varios comentarios oídos ayer del tipo de «solo nos quieren para que paguemos, a nadie le importa nuestra situación ni nuestro futuro». Un ejemplo, el debate ya iniciado sobre la necesidad del embalse del Omaña, según se manifestó ayer, «es inconcebible que a día de hoy el caudal de este río sea de 28 metros cúbicos de agua por segundo y que se pierdan sin aprovechamiento alguno». No se comprende desde el sector agrario del Órbigo y del Páramo, cómo desde la administración se protege más a un pájaro o a un oso que a las personas. Y que las soluciones técnicas que se aporten para sustituir una estructura imprescindible sean auténticas ideas recreadas sólo en la imaginación. El hartazgo y la desconfianza hacia la clase política es grande. Los agricultores dudan de que, entre otras cosas, las inversiones prometidas por la administración del Estado para mejoras sean efectivas alguna vez. El hartazgo no acaba con la esperanza ni las formas, aunque la reunión de ayer tuviera puntos duros de debate, como el que siguió a la demanda de la reducción del caudal ecológico.