La botella parlanchina
¡Hola, amigos! Soy una botella de vidrio que me llamo Lara. Yo me preocupo mucho por el medioambiente, al igual que mis amigas las que comparten muchas cosas conmigo, desde la estantería en los supermercados hasta que llegamos al contenedor, aunque a veces no nos encontremos ahí, ya que siempre vamos a parar al mismo sitio. Cuando salimos de los supermercados, nos llevan a casas como la tuya donde después pasamos a ser unos residuos más en el contenedor verde. ¿Lo sabías, verdad? Seguro que alguna vez lo has visto en tu ciudad. Cuando el camión de basura viene a recogernos nos lleva a vertederos muy grandes para que nos reciclen, es decir, que nos den otro uso. Cuando ya estamos recicladas y bien limpitas nos llenan de un nuevo líquido y de nuevo nos vamos a parar a los supermercados. Como has podido comprobar no tengo lugar fijo, siempre ando de allá para acá y de acá para allá. Ahora estoy muy contenta porque me depositan en mi contenedor, no al que por mi composición no pertenezco. Como por ejemplo al azul de papel y cartón o al amarillo de envases de plástico. Porque sé que algunas personas no clasifican bien la basura y les da lo mismo si contamina o no. Por esto tampoco tienes que tirarnos al suelo, ni a los bosques, ni a los campos... Mis cristales podrían actuar como una lupa y entonces desaparecerían cantidad de árboles. ¡Ah! Y tampoco olvides que tardo años y años en descomponerme así que ya sabes, arrójame al contenedor verde, de esta forma contaminaremos menos y yo estaré más feliz con mis amigas y amigos viajando de un lado para otro. Y ¡quién sabe! Tal vez algún día me tendrás en tus manos y bebas de mí. Pero, acuérdate de este consejo: a mí y a mis amigas al contenedor verde de tu ciudad. Hasta pronto amigo/ a.