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| Reportaje | Antigüedades y pequeños detalles |

Siberia-Francia, vía León

Colmillos de mamut y la afamada vajilla de Limoge comparten espacio en la Feria de Antigüedades y Coleccionismo que permanecerá abierta hasta el día 22 en el pabellón de La Torre

Numerosos leoneses acudieron a la feria de artesanía que ayer se inauguró en el pabellón de La Torre

Publicado por
E. Fernández - león
León

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La capital leonesa adereza el intenso programa oficial de procesiones y ceremonias religiosas de su Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional con otras citas menos devotas que también suscitan la atención y la curiosidad de propios y visitantes. Es el caso de la Feria de Antigüedades y Coleccionismo inaugurada este jueves y que permanecerá abierta al público en el Pabellón deportivo La Torre, en el barrio de La Palomera, hasta el próximo domingo. Allí, 22 expositores ofrecen cientos de piezas de material, tamaño y valor tremendamente dispares. El recinto abrió sus puertas poco antes de recibir la visita de la concejala de Comercio y Consumo de León, María Teresa González, encargada de dar el pistoletazo de salida a la segunda edición de una convocatoria que el pasado año congregó a más de 3.000 amantes de las antigüedades y curiosos en general, cifra que puede verse incrementada por la coincidencia de la cita en esta ocasión con la Semana Santa, época en la que la capital leonesa acoge la mayor cifra de turistas de todo el año. Cómo llegar Numerosos carteles colocados por distintas zonas de la ciudad indican el camino para llegar a un pabellón en el que se ha dispuesto una zona de cafetería y se ha organizado una exposición de fotografías aéreas de León y su provincia para ofrecer al visitante de la feria un espacio para descansar en su recorrido o decidir quizá la compra de alguna pieza. Más fácil lo tendrá, sin duda, quien acuda al lugar con una idea más o menos fija de lo que quiere adquirir que los curiosos o dubitativos, quienes pueden invertir largos ratos en encontrar y decidir porque la oferta es múltiple. Así, entre la veintena larga de expositores encontramos chifoniers, aparadores, bacinillas de porcelana, cuadros, relojes, baúles, abanicos, espejos, cabeceros de cama, broches, cámaras de fotos, máquinas de escribir y un sinfín de objetos más o menos atractivos a la vista y más o menos asequibles al bolsillo. Con un billete de diez euros el visitantes puede hacerse con un vaso, una cajita metálica o un plato, pero será necesario colocar bastantes más ceros detrás de esa cifra para convertirse en el propietario, por ejemplo, de un armario con más de dos siglos de vida.

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