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| Crónica | La tradición leonesa con más arraigo |

In secula seculorum

El Ayuntamiento y el Cabildo de San Isidoro renuevan el ceremonial de desencuentro por la condición de oferta o foro de la ofrenda de León al santo por un milagro del año 1157

Publicado por
L. Urdiales - león
León

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«Que venimos por propia voluntad», dijo la síndico municipal. «Que es obligación sagrada», resolvió el capitular isidoriano. Así, ayer; así, 849 años. El ceremonial secular de las Cabezadas que tiene su origen en el milagro acaecido en el 1157 dejó para otra ocasión ajustar las diferencias que desde entonces separan al pueblo leonés y a la curia de la basílica de San Isidoro. Esta vez con presencia inusual de turistas entre los que acudieron como testigos de la ofrenda de León -o foro, que defienden los canónigos-. Dentro, en el claustro y al debate, rigidez de posturas. La portavoz de la comitiva municipal, la concejala María José Alonso recordó a los anfitriones el motivo de la visita, caprichosa en todo caso. «Volvemos voluntariamente, con el cirio de arroba larga y los dos hachones de cera, con sentimientos contradictorios, porque queremos que los nuestro esté aquí; lo nuestro que ha contribuido a hacer España», dijo, en recuerdo a donaciones de valor histórico relacionadas con los hechos que vienen a conmemorar las Cabezadas. «Así debe aceptar como oferta la ofrenda, que lo es como el sol de primavera o las luces que les hemos puesto para que no se den coscorrones». No convenció el discurso mordaz de la edil a Constantino Robles, en quien recayó este año el papel de valedor de la postura religiosa. Lejos de ablandar su postura por la generosidad municipal con el alumbrado «llevamos 800 años sin luz, así que ya es hora de que cumplieran, ironizó, aludió a la certeza de las palabras para definir las cosas: «Lo suyo es obligación, también en esta época en la que la banalización no permite distinguir muy bien qué es comunidad y qué nación, o las ingles y un inglés; las cosas por su nombre», terció el capitular. Alonso restó razones a la postura del foro y propuso solucionar las diferencias con un concurso gastronómico, cocido frente a ensalada de canónigos, por ejemplo «ahora, que han entrado ustedes en el negocio de la hostelería». Sacó diplomacia don Constantino, que eludió el pulso con recuerdo a la austeridad proverbial del Cabildo, «teniendo como tenemos el colesterol y los triglicéridos por las nubes». Así, por los siglos de los siglos.