Análisis médicos determinarán si el vertedero de Castrillo es perjudicial

El fiscal delegado de Medio Ambiente de la Audiencia Provincial de León, Javier Gutiérrez Fernández, recurrirá al peritaje de un equipo de forenses para conocer si la actividad desarrollada en el vertedero de Castrillo de la Ribera antes de la catástrofe ha ocasionado perjuicios a la salud de los vecinos del entorno. Este depósito -se habla de medio millón de neumáticos amontonados en una gigantesca finca- quedó totalmente calcinado por las llamas a partir del pasado 22 de diciembre, contaminando aire y agua y provocando la alarma vecinal. Las diligencias penales que tramita la Fiscalía por este suceso dirigirán a partir de ahora la investigación hacia la búsqueda de pruebas que determinen si la actividad mantenida durante años en Castrillo de la Ribera por parte del empresario César Sánchez Ceballos, que es el depósito de los neumáticos en sí mismo, ha dañado o no el bienestar físico de los vecinos. En busca de nuevas pruebas La prueba pericial practicada por los forenses consistirá en la realización de informes médicos a los habitantes de la zona. El fiscal aseguró que, en esta parte de la investigación, es necesario conocer «el tipo de sustancias que se encuentran en depósito en el vertedero, sus emanaciones, si son contaminantes y si todo ello ha afectado a la salud humana». Este peritaje se suma a los que ya han sido procesados por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en relación a los tóxicos hallados en el territorio afectado por el siniestro. Pero hasta ahora, ninguno de los informes que han trascendido públicamente se ha ocupado de comprobar una posible relación entre el depósito de neumáticos y sus posibles efectos nocivos sobre la salud humana. Informes En los últimos meses, han sido muchos los informes elaborados en torno a la posible contaminación del depósito de neumáticos. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a petición de Confederación Hidrográfica del Duero, concluyó que el agua de Castrillo no presentaba niveles de riesgo y que los valores de dioxinas y furanos era dos semanas después del fuego mil veces inferior al recomendado por la legislación. Por su parte, los técnicos de la Junta, tras evaluar el aire, aseguraron que algunos de los niveles medidos se acercaban a valores de alerta -caso del azufre y las partículas en suspensión-, aunque minimizaron el riesgo. Desde la Universidad, el titular de la Cátedra de Ecología, Estanislao de Luis Calabuig, apuntaba que el agua no era recomendable para el riego, aunque dudó que los contaminantes pudiesen llegar hasta los acuíferos subterráneos de Castrillo.