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| Obituario | Gerardo García Machado |

Sólo el tiempo pudo con él

Fallece a los 63 años el fundador de la UCL, pionero del sindicalismo agrario en España, después de tres décadas de lucha sindical y casi veinte años de ganarle días a la vida y de pelea contra la enfermeda

Gerardo García Machado, con uno de sus gestos más característicos

Publicado por
Juan Vázquez - león
León

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El tiempo fue el único que pudo con él, y eso que a lo largo de su intensa vida no le faltaron adversarios y enemigos. Gerardo García Machado, fundador de la Unión de Campesinos Leoneses, falleció ayer a los 63 años, después de casi veinte de ganarle días a la vida y de luchar contra una grave enfermedad. Será enterrado hoy, en su Sueros de Cepeda natal, tras el funeral que se oficiará a las siete de la tarde. García Machado escribió las primeras páginas de la historia del sindicalismo agrario en España junto a un profesor de instituto, Felipe Martínez Morán; el padre Eutiquio, cura de Cabreros del Río, y el joven agricultor Matías Llorente. Juntos, en la clandestinidad que ofrecía la iglesia de Cabreros, plantaron la semilla de la lucha campesina y poco a poco aglutinaron una fuerza que pronto se convirtió en la peor pesadilla de los políticos que intentaban frenar los aires de libertad que soplaban imparables desde la reciente muerte del dictador. La UCL llenó pronto de tractoradas las carreteras del mismo Páramo que vio nacer al entonces ministro de la gobernación, Rodolfo Martín Villa, que no logró parar el asociacionismo agrario a pesar de que Machado y Llorente llegaron a entrar en la cárcel. Pronto ampliaron el sindicalismo hacia el cooperativismo, con la fundación de la UCL, que constituyó un duro golpe para los intermediarios y los especuladores de los productos del campo en beneficio de los propios campesinos. Todo fue bien hasta que a finales de los 80 una grave enfermedad de origen vírico afectó a Machado. Los médicos lo desahuciaron, pero no se rindió y viajó a Moscú para ser operado a vida o muerte por el único cirujano que se atrevía a hacerlo. Volvió, postrado en una silla de ruedas que lo acompañó hasta el final, pero con la misma vitalidad y el mismo carisma de siempre. A su vuelta de Moscú, Llorente y él se enfrentaron en una lucha por el sindicato que acabaría con la UCL y su cooperativa, aunque ambos siguieron en el sindicalismo agrario, el primero con la fundación de Ugal, y él con la Unión de Campesinos Autónomos de León.

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