Cómo topar con el monte

Los pedáneos no disimularon su desilusión cuando la corporación provincial decidió a mano alzada el resultado del punto 21 del orden del día del Pleno de la Diputación. Las manifestaciones que hasta entonces no habían pasado de ovaciones -cuando se trataba de arengar a los intervinientes contrarios a la ley- o pitos -para sancionar las apreciaciones del diputado de Medio Ambiente- llegaron a la consideración de reproches, personalizados en los diputados del equipo de gobierno, y especialmente dirigidos a la Junta, a Valladolid y a Castilla. «Vale, quédense con los montes, que se lo lleven también a Valladolid». «Que no toquen nada, que lo dejen como está», se escuchó cuando, resuelto el asunto que los llevó hasta allí, presidentes de juntas vecinales, alcaldes y propietarios, abandonaron la estancia airados. «Sí, nos vamos decepcionados, los representantes del PP han engañado a los pueblos de León; dijeron que iban a estar de nuestro lado y hoy han demostrado que no es así», dijo enojado Aniceto López, que hizo veces de portavoz de las pedanías que se sienten damnificadas por el propósito del anteproyecto de ley que -repiten convencidos- «nos va a quitar la gestión que tenemos en los montes desde hace años». Y anunciaron: «Habrá medidas de presión; hoy hemos venido hasta aquí de forma pacífica, pero si tenemos que ir más lejos, lo haremos. No podemos consentir que unos montes que nos han dejado nuestros antepasados nos sean arrebatados de esta forma». Cipriano Elías se vio obligado a elevar la voz para que se le escuchara por encima de los abucheos intermitentes que le dedicó parte de la audiencia; a la conclusión, elevó el bolígrafo, para enfatizar a la oposición que «las cosas no se hacen así». La Ley de Montes ya es problema político de máximo interés. Paradójicamente, «el monte y los pueblos, siempre olvidados», gritó una mujer desde el público. «Es que no entienden que el monte en León es como la vaca en Galicia, o más», aclaró.