| Análisis | Apuesta por la nieve |
Cubierta de un manto... de ¿
La estación de esquí de San Isidro ha recibido a lo largo de los últimos años una lluvia de millones que la han convertido ya, por méritos propios, en la estación de referencia del cantábrico
San Isidro es el ejemplo claro de cómo se puede desarrollar una estación de esquí, a pesar de no ser muy elevada en su cota más alta -no llega a los 2.000 metros de altitud-, gracias a los millones que se han invertido en los últimos años; tantos que más cubrirse de un manto blanco, puede decirse que San Isidro se ha cubierto un manto de euros, de millones de euros. Hoy por hoy y sin discusión la estación leonesa es ya la referencia del turismo de nieve en la Cordillera Cantábrica y una de las más importantes del país. Tanto es así que en Asturias, el Principado se puso manos a la obra para construir su propio San Isidro, con el desarrollo de Fuentes de Invierno. La que parecía iba a convertirse en la competencia directa de San Isidro y amenazaba con quitarle a León sus mejores clientes, junto a los portugueses: los asturianos, se ha demostrado como su máxima valedora. Y es así gracias, en parte, al buen hacer del presidente de la Diputación. Javier García-Prieto supo ver, de inmediato, los beneficios de que Asturias construyera su propia estación de esquí y, en lugar de criticarlo u oponerse, propuso la unión de las dos vertientes: la asturiana y la leonesa, para hacer de San Isidro y de Fuentes de Invierto uno de los complejos de esquí más importantes del país. ¿Quién podría decir que no a esa propuesta? Nadie, claro está. Y, ¿cuál ha sido el siguiente paso? Seguir trabajando cada administración en el desarrollo de su estación: Asturias, en la construcción, y León, en la mejora y ampliación.