Lagartos: «Las crisis económicas permiten recuperar la competitividad»

«Las crisis son inevitables, porque parte de las decisiones que toman los agentes que operan en los mercados no están sujetas a criterios de racionalidad económica... Pero las crisis no son más que procesos de ajuste que, con independencia de sus efectos traumáticos, permiten corregir situaciones generalizadas de ineficacia. A travésd e ellas los mercados corrigen los efectos de conductas erróneas y recuperan competitividad». Así lo manifestó ayer el director general de Caja España, José Ignacio Lagartos, durante la conferencia de clausura del Master Universitario en Finanzas, titulada ¿Existe la posibilidad de una nueva crisis en el sector financiero? Durante el acto se impuso la beca a los alumnos del master, que dirige el catedrático de Economía Financiera y Contabilidad José Luis Fanjul. Un acto que fue clausurado por el rector, Ángel Penas. Lagartos hizo repaso a las principales crisis de la historia económica desde la gran depresión de 1929, analizando sus causas, hasta llegar al momento actual, en el que, dijo, «algo hemos aprendido. Si no podemos evitarlas, sí podemos prevenirlas y en buena medida controlarlas». En su opinión, estas crisis, fuertemente relacionadas con la inestabilidad energética y las fluctuaciones del dólar en un mercado globalizado y cada vez con mayores dependencias, «no tienen por qué provocar caídas severas en la economía real». El director general de la entidad financiera recordó que la última crisis económica seria, la del 2001, no tuvo efectos dramáticos por la rapidez con que actuaron los bancos centrales, que llevaron los tipos de interés a mínimos históricos y extendieron rápidamente la oferta de dinero. «Apenas cuatro años después, a pesar del encarecimiento del petróleo y las materias primas, la economía mundial lleva varios años viviendo un ciclo expansivo muy vigoroso». Existen riesgos Una situación que, en opinión de Lagartos, no está exenta de riesgos. «La posibilidad de depreciación del dólar tiene efectos perversos, ya que genera tensiones alcistas sobre los tipos de interés, frena la demanda de crédito, encarece la inversión en dólares y suscita temos en las bolsas... Un aumento rápido de los tipos vinculado a la depreciación del dólar podría provocar la caída de la demanda interancional, lo que frenaría el crecimiento de la economía mundial y a medio plazo podría conducir a una recesión». Expansión con desequilibrios Si la actuación de los bancos centrales contiene esa crisis, «la economía mundial podría prolongar su ciclo expansivo aún a costa de agravar los desequilibrios globales existentes». Lagartos advirtió también de las turbulencias en las bolsas en mayo, que pueden significar un punto de inflexión en el ciclo económico, y han llevado a los inversores a tomar posiciones más conservadoras. «Una crisis de confianza en la economía de EE.UU. podría llevar a los inversores a dejar de financiar su déficit comercial, lo que provocaría el hundimiento del dólar y el desencadenamiento de una recesión mundial de alcance impredecible», concluyó el director general.