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Tras la elección hay un plazo de tres días para impugnar el proceso

La compra de votos en la Caja abre el debate sobre la reforma electoral

El reglamento no lo prohíbe expresamente, pero Asaja espera que la comisión actúe «Me indigna porque se trata de mi empresa

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J. Vázquez - león
León

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«No parece muy lógico que los impositores con derecho a voto se elijan en un sorteo, con el que muchos de ellos llega a las urnas sin conocer a los candidatos ni lo que implica su participación, con lo que si se encuentran a alguien que les ofrece cien euros, pues le votan». Esta reflexión de un técnico de Caja España en plena jornada electoral, mientras uno de los candidatos, Pedro Conde, ofrecía abiertamente a la puerta del edificio Botines cien euros a cada elector dispuesto a apoyarle, se convirtió en un sentir común entre la mayoría de los agentes afectados en el proceso, que se muestran partidarios de una reforma en el reglamento electoral de la entidad. En cuanto al hecho en sí del ofrecimiento de dinero por los votos, aunque no esté prohibido expresamente en el reglamento electoral, no faltan voces que lo consideran una ilegalidad manifiesta, y a la espera de conocer en los próximos tres días si se presenta alguna impugnación, hay quien exige que la propia comisión electoral de Caja España denuncie los hechos ante el juez; es el caso del secretario general de la organización agraria Asaja, José Antonio Turrado, que no sólo considera ilegítimo el ofrecimiento de dinero por parte de Conde, sino también algunas de las prácticas llevadas a cabo por la candidatura de consenso de Santos Llamas, como invitar a almuerzos, ofrecer pequeños regalos o facilitar el transporte en avión hasta León a los electores de Madrid. Pero la actuación de Pedro Conde produjo aún más indignación por el modo en que se llevó a cabo, sin intentar si quiera que el ofrecimiento de dinero pasara desapercibido. El propio candidato en León y otros miembros de su lista en Palencia, Zamora y Valladolid, hacían el ofrecimiento de los cien euros a los electores a la puerta de la sede electoral, y si aceptaban, les acompañaban y les entregaban el sobre con el dinero tras introducir la papeleta. «Esto no es comprar votos; es simplemente tener un detalle con la gente que se molesta en venir hasta aquí para que se vayan a probar la excelente gastronomía que hay en esta tierra», decía abiertamente este candidato a los periodistas.

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