Diario de León

| Reportaje | Bocinas en caravana |

Festejos de tara máxima para honrar al patrón

Los transportistas se reunieron en La Virgen del Camino para celebrar su día grande y homenajear a San Cristóbal

Los camioneros decoraron sus vehículos con toda clase de adornos: flores, globos, banderas...

Los camioneros decoraron sus vehículos con toda clase de adornos: flores, globos, banderas...

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Guzmán González - león
León

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«Se nos ha oído, ¿no?», comentaba un transportista a sus compañeros a la sombra de la basílica de la Virgen del Camino. A fe que si. Bocinas, y más bocinas. Trompetas y fanfarria sobre cuatro ruedas en la procesión que llevó en paseo peregrino a los colosos de la carretera en su día grande. Sesenta camiones se concentraron ayer a la hora de la siesta en el aparcamiento del edificio de la Junta. Los vecinos de la zona, sobre saltados por la estruendosa ceremonia, descabezaron un sueño perezoso, con el Tour de fondo, para asomarse a las ventanas y contemplar un cónclave de gigantes. Los transportistas, por su parte, disfrutaban de su San Cristóbal haciéndose notar. Y vaya si lo consiguieron. La comitiva recorrió el tramo que une la Junta a La Virgen del Camino como mandan los cánones. Esto es, de forma que ninguno de los que transite los alrededores pueda obviar a los eventuales paseantes. Los pocos atrevidos que pululaban por la calle a esas horas, ya sea por gusto o merced a obligaciones laborales, dejaron sus quehaceres para contemplar el paso de los vehículos. Los camiones lucían para la ocasión. Guirnaldas y globos, estampita del patrón incluida, flores, banderas de España y olé. Llegada a La Virgen del Camino Los sesenta camiones llegaron al filo de las 18.00 horas de la tarde a la basílica para la bendición pertinente y posterior misa para agradar al santo. Una vez concluida la eucaristía cobraron protagonismo la música y los bailes. Y pese a no ser del todo compatible con el carné por puntos, los asistentes visitaron la carpa del festival internacional de la cerveza antes de la cena de hermandad. Después vendrían los fuegos y el sorteo de regalos. Los transportistas pedía de todo al patrón para el nuevo año. Uno podía encontrarse con solicitudes de jubilación anticipada, salarios mejores, una nueva mano de pintura para el «amigo» e incluso acertar la Primitiva. Por pedir que no quede. Por encima de todo quedó patente la idea pergeñada por Rafael Socorrío, representante de los transportistas, «le pedimos al santo que nos una y que permita que tomemos conciencia de grupo, de compañeros que pese a tener que labrarnos un futuro en competencia, sabemos estar unidos», concluyó.

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