Los vecinos de la Inmaculada exigen que se soterren tres líneas eléctricas

Tres líneas eléctricas paralelas atraviesan el barrio de la Inmaculada, en el norte de la capital leonesa. Plena periferia, donde los vecinos observan cómo los cables cruzan sobre sus cabezas y se preguntan si el anejo desarrollo urbanístico de Ventas Oeste, cuya urbanización comenzará en la próximas semanas, acabará por solucionar una situación que se mantiene desde hace más de 20 años. O alrededor de 16, como en el caso de Ángel González Pérez y los aproximadamente 30 habitantes de los números 24 y 26 de la calle Peña Ubiña, que se desayunan cada mañana con una torreta eléctrica delante de la ventana, que nace dentro de la cochera del inmueble, tapada por una columna falsa, y despunta en la terraza. El soporte, parte de la línea de 13.000 voltios que cruza el barrio con dirección a Hospitales, ya se encontraba instalado en el momento de la construcción del edificio, en el año 1991. «¿Quién concedió la licencia de obras y la cédula de habitabilidad?», se pregunta el portavoz vecinal, que ya ha presentado un escrito en la delegación de la Junta para, en vistas de los informes que se obtengan, solicitar responsabilidades. La solución se antoja fácil en la argumentación de Ángel González, quien recuerda que «en Eras de Renueva se soterró una línea y, hace poco, donde irá la urbanización y el campo de golf de la carretera de Carbajal se hizo lo mismo con otra, gracias al entendimiento de la junta de compensación, la compañía eléctrica y el Ayuntamiento». «¿Por qué no pueden hacer aquí lo mismo?», pregunta el vecino del barrio de la Inmaculada, que apunta al nacimiento del sector Ventas Oeste como posible herramienta con la que conseguir que los cables no pasen por encima de su cabeza y reta a los responsables municipales a que «demuestren que León no es sólo el centro, sino que existe la periferia».