Riesgo humano y problemas para sofocar incendios

El sindicato CGT denuncia también que el hecho de que algunos de los brigadistas sean reacios a montar en los helicópteros reduce las posibilidades de sofocar incendios y el tiempo ocupado en realizar las pertinentes maniobras, puesto que los puestos de los que conocen la zona han de ser cubiertos por voluntarios, «que siempre los hay, pero también es cierto que se están quemando más hectáreas de las que deberían, y todo se podría evitar». «El problema es que la Junta sigue aportando el silencio por respuesta», comenta José Antonio Rodríguez. Desde el sindicato se critica que los servicios siguen adelante porque sigue habiendo voluntarios y porque las patrullas dependen de una empresa que o trabaja o contratan a otras, las cosas son así», matizó Rodríguez. Soluciones discutidas Los brigadistas no entienden porque no se adoptan medidas más severas para erradicar los riesgos que corren. El accidente que tuvo lugar en el 2002 en Sorribos de Alba, en el que resultaron heridas once personas y destruido el helicóptero «sólo sirvió para reducir en dos personas el número máximo de tripulantes, lo que no es una ayuda, sino un parche mal puesto que ni se cambian los aparatos ni se permite el buen trabajo de las cuadrillas, ya que reduce la tripulación y el material que llevan», comenta el delegado del sindicato CGT, Luis Alberto Gómez. Antes iban doce tripulantes, ocho peones, un ingeniero, un agente forestal y el piloto. Ahora lo han restringido a seis peones, un ingeniero, un agente forestal y un capataz. «La única solución que han dado después de que estuvieran a punto de matarse 11 personas en Sorribos de Alba ha sido reducir el equipo de salvamento, con el déficit que esto implica a la hora de atajar los posibles riesgos», sentencian desde el sindicato CGT.