¡Papá, quiero ser médico!

¡Mamá, quiero ser artista! ya no es la frase que más miedo causa a los padres españoles. Según una encuesta publicada por el CIS, en la que se muestran los resultados de la valoración que los españoles hacen de las distintas profesiones, los resultados son cuanto menos impactantes. Los padres no quieren que sus hijos sean escritores o periodistas, pero mucho menos militares. Es decir, que según esta encuesta, una de las peores noticias que se le podrían decir a un padre es que uno quiere ser militar. Pero no sólo de armas va la cosa, y es que las palabras también pueden ser muy peligrosas. Los que se dedican a transmitir tienen muy fama. Y este saco entran tanto escritores como periodistas. Muy lejos queda aquella imagen amable de jóvenes e intrépidos periodistas preocupados por buscar la verdad, denunciar las injusticias y ser objetivos como principio fundamental de la profesión. Es un hecho, a la gente de hoy no le gustan los periodistas pero ¿por qué? Francisco Martínez Carrión, Presidente de la Asociación de Prensa de León, dice que «hay un cúmulo de pequeñas cosas que han hecho que la profesión de periodista se haya ido desprestigiando con el paso de los años. La mezcla de información y opinión en los géneros informativos, la nuevas tecnologías que hacen que los jóvenes se interesen cada vez menos por los formatos periodísticos tradicionales o la prensa del corazón que han convertido en protagonistas a personas que en otro tiempo no hubiesen tenido ni un minuto en la radio». Martínez achaca el desprestigio periodístico a la falta de credibilidad de los medios, y muy ligada a ella culpa a los portales de Internet, «en los que el rumor se convierte en noticia porque creen que no es necesario contrastar la información», denuncia. Martínez Carrión se pregunta sobre las razones por las que hoy en día los españoles no ven con buenos ojos a los periodistas ya que, en la época de la transición era una de las profesiones mejor valoradas por el papel que jugaron en este importante momento de la historia reciente de España. Los escritores no salen mejor parados que los periodistas, todo lo contrario. Después de los militares son los peor valorados en el escalafón de las profesiones. El escritor leonés Andrés Trapiello dice que «todas las profesiones mienten, pero al que menos se le permite mentir es al escritor, que tiene alma de explorador, y como casi nunca se compromete con las verdades que descubre, eso es malo». Considera que «no se debería dejar escribir a una persona más de un libro en la vida porque el escritor trabaja con la mentira, aunque a la vista dé belleza, belleza nutritiva, pero al fin y al cabo mentira». A pesar de estas palabras, el escritor considera injusta la clasificación de la «artesanía literaria» en el segundo puesto del ranking porque «el escritor cuando miente, por lo menos divierte» y añade que la mentira asociada a otras profesiones como la de político es siempre mucho peor que las mentiras literarias. Y de un extremo de la clasificación al otro. Lo más valorado por los españoles es la profesión de médico, que recibe 8, 29 puntos. El presidente del Colegio Oficial de Médicos de León, el doctor Díaz Villarig se muestra muy contento con este resultado y le parece «muy bien que los españoles valoren su profesión porque es un tema de justicia. Es un trabajo -añade- de dedicación al prójimo, pero al mismo tiempo es una profesión muy dura, por eso es muy importante que se valore». En relación a la pregunta de la encuesta del CIS de qué profesión recomendaría a un hijo o a un amigo, Villarig afirma que «la medicina es una profesión que se suele transmitir de padres a hijos».