León perdió en la última década 10.500 explotaciones de ganado vacuno y ovino

La provincia de León arrastra una pérdida media de más de un millar de explotaciones ganaderas por año en la última década. Esta es una de las cifras facilitadas por el sindicato leonés Ugal UPA, que trata de resumir con este registro de abandonos «el porvenir que le espera al mundo rural leonés», en un declive que comparte con otros sectores económicos. El estudio estadístico elaborado por asociación sindical campesina resulta demoledor: el censo de ganaderos que en los últimos diez años se decantaron por dejar su actividad ante la falta de rentabilidad de las explotaciones familiares o por falta de relevo generacional es de 10.500, alrededor del 43% de las bajas registradas en toda la autonomía. La mayor caída se establece en el sector de la producción láctea. Sólo en la última campaña 420 ganaderos leoneses decidieron abandonar la actividad, mediante la venta o cesión de la cuota láctea. En el 2006, los titulares de explotaciones lácteas de vacuno en León -que llegó a ser líder nacional de producción de leche en los albores de los años 80- no suman un millar. Matías Llorente, secretario de Ugal, explica el porqué de la mayor incidencia en León de la pérdida de población activa en el medio rural, en una sangría que aún no ha tocado fondo, según se observa en las tablas estadísticas: «Somos las provincia con mayor incidencia de explotaciones pequeñas, por tanto las que han encontrado mayor dificultad para competir, circunstancia que se acentúa con los apoyos escasos con los que siempre se ha encontrado el sector ganadero; así es que no es de extrañar que con respecto a lo que ocurre en otros puntos, León siga encabezando con mucho la salida de trabajadores del campo», analiza el líder sindical leonés. Pasividad El sindicato de la Unión de Pequeños Agricultores critica a las administraciones por «la pasividad» que muestran ante este fenómeno. Según Julio López, secretario autonómico de esta formación, no se ha registrado ninguna reacción ante la pérdida de actividad en el sector ganadero, que se considera esencial para fijar población el campo. «¿Cuál hubiera sido el papel y la postura de las administraciones competentes si este número de activos hubiera desaparecido de cualquier otro sector en sólo una década? A lo mejor es que no interesa hacer nada porque la influencia política y social de los ganaderos es ridícula frente a la que representan otros sectores productivos», indicó. Los establos de vacas nodrizas han caído un 34% en diez años; los dedicados a la producción láctea de vacuno se han reducido en un 75%. Sólo el empuje del ovino mantiene con vida la economía rural.