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León

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La inauguración de la ampliación de la presa de Casares que la titular de Medio Ambiente, Cristina Narbona, llevará a cabo el próximo lunes pone fin a un arduo camino de inconvenientes que finalmente parecen haber dado sus frutos. El embalse de 37 hectómetros cúbicos de capacidad, que cierra el valle situado entre Casares y Cubillas de Arbás, tendrá como principal objetivo garantizar un caudal de tres metros cúbico en el Bernesga y refrigerar la térmica de la Robla. Un proyecto que comenzó en septiembre del año 2000, cuando se hizo público el inicio de las obras. De este modo, se establecieron los terrenos que resultarían anegados y los plazos a seguir para su construcción. Apenas dos meses después, la financiación europea decide costear el 85% de la construcción de la presa, si bien no deja explícito cómo se va a producir este trámite. Oposición vecinal A pesar de la aprobación del proyecto, los vecinos de Casares y Cubillos de Arbás impiden en mayo del 2001 que comiencen las obras como protesta por la falta de acuerdo con las expropiaciones. El 30 de mayo la Guardia Civil carga contra los habitantes y se posibilita el inicio de las obras. Durante el verano del 2003, el presidente de Aguas de Duero señala que los trabajos finalizarán en un año. La promesa se cumple a medias y, aunque el muro de la presa queda concluido, se establece que las aguas lleguen a su destino en abril del 2005. La instalación no comienza a funcionar en la fecha prevista y, en septiembre, Aguas del Duero adjudica las obras del plan de emergencia, puesto en marcha el pasado mes de abril, a falta del desembalse establecido para el próximo otoño.